domingo, 22 de abril de 2012

El Paraíso


El paraíso es comerte una hamburguesa doble con queso tocino y extra mayonesa después de fumarte un porro. Es leer “Veinte” de Rafael Lugo y creerte Iñaqui por 2 horas y 15 minutos. El paraíso es ver al Real Madrid ganándole al Barcelona en el Camp Nou. Es ver jugar a Cristiano Ronaldo. Es recordar a Zidane.

El paraíso es quedarte en cama mientras Quito llora con gotas de fría lluvia y exhala de sus pulmones la espesa neblina. El paraíso es beberte una botella de Jack Daniels con mucho hielo. Es el martes 2x1. Es jugar un partido con los amigos los miércoles. Es leer los editoriales de Francisco Febres Cordero. Es tener a alguien como "La Cata" del pájaro.

El paraíso es tirar con quien quieres, no con quien puedes. Es tomarte una copa de vino mientras cocinas una cena para 2. El paraíso es conducir un domingo a las 11:30 de la noche. Es ver ganar a la tri. Es putear al busero que se pasó al carril de la izquierda. Es ir a 120 en una zona de 90.

El paraíso es apagar la luz y prender el ipod. Es escuchar a todo volumen “Free Bird” de Lynyrd Skynyrd. Es caminar descalzo por la playa. El paraíso es que le quiten el condor de oro a Maruri por sus comerciales de Aceite Sabrosón con Delfín Quishpe. Es el cruce de piernas de Sharon Stone en “Basic Instinct”. Es que pongan en una película de “SAW” a Alfonso Harb, Jorge Ortiz, Rolando Panchana, Mery Zamora, Fabian Alarcón, Jacobo Bucaram y David Reinoso.

El paraíso es no ir al dentista. El paraíso es escuchar el himno de la champions. Es recordar la puteada de Cevallos a Intriago. Es escuchar “La verdadera historia de Mambrú” del Churón Ampudia. Es comerte un cheese cake de uvilla en el Cassolette y no compartirlo. Es dormir en tu cama. Es cagar en tu baño. Es el roce de sus pies con los tuyos por debajo de las sábanas.

El paraíso es ver una foto de Mahuad después de que Jacobo le remodeló el rostro. Es pausar el video de la llegada de Jefferson Pérez en Atlanta 96. Es jugar FIFA 2012. Es la taza de té caliente que preparó tu mamá cuando estabas enfermo. Es el sol de Quito a las 5 de la tarde. El paraíso es que el Vaticano explote. Es que Michael Jackson reviva.

El paraíso es ver arrepentirse a Ryan Philippe en “Cruel Intentions”. Es el discurso de Al Pacino en “Any Given Sunday”. El paraíso es ganar en un juego de poker. Es que se suspendan las clases por las “bullas” organizadas por el MPD. Es que Jorge Escala se calle de una vez por todas.

El paraíso es no ir al Supermaxi. Es el olor de un ciprés. Es un trío con Angelina Jolie y Megan Fox. Es la conversación que quedó pendiente con mi abuelo. Es que le quiten la frecuencia a radio disney. Es la foto que guardo en una carpeta de mi laptop.

El paraíso es que el repartidor no llegue en 30 minutos. El paraíso es escuchar en la memoria “¡De pie hijo de perra! Porque Mickey te ama…”. Es un beso en el aeropuerto. Es vivir como Marc-Vivien Foé. Es morirse como Marc-Vivien Foé.

El paraíso es verla sonreír.


*Texto inspirado, casi copiado (y mal copiado) de "El Paraíso" de Adolfo Zableh. Lo pueden leer aquí: http://www.redbull.co/cs/Satellite/es_CO/Article/El-Para%C3%ADso-021243197337912

viernes, 13 de abril de 2012

Porque puedo


Hoy, mi amigo Jorge Delgado (@jordelgado) me recordó que no había escrito nada en el blog desde el 20 de Marzo. Me avergüenza el hecho de no tener nada que escribir estos días, más aún cuando un gran cambio en mi vida está a punto de suceder, y por eso justamente me he concentrado en hacer algo que no hacía hace mucho tiempo. No, no es estar sobrio. Es, sencillamente vivir.

Estos días han sido una válvula de escape de la cotidaneidad en la que me ví envuelto los últimos meses. Despertar, cocinar, ir al gimnasio, trabajar, beber, dormir. Repita la operación durante 5 días a la semana, todas las semanas, y tendrá un buen escritor, pero un tipo amargado.

Esto no es una queja, ya que yo mismo escogí esa rutina por motivos que no vale mencionar puesto que ya no vienen al caso. Durante este tiempo he e conocido gente genial, pero más que todo he redescubierto a la gente que me rodeaba y que sin embargo, eran invisibles para mí en ese entonces.

He podido saborear estas últimas semanas, el exquisito deleite de una conversación sincera. He confesado dolores que han dejado de doler, a pesar de que la marca que dejaron será imposible de borrar. Me he alegrado con las alegrías del resto (muy extraña emoción). He bebido no por necesidad, sino por gusto. Me ha dejado de importar lo que jamás debió preocuparme, pero que me jodía los días y a veces las noches. He dejado de pretender ser, y he empezado a ser. Me he portado como un cabrón y me molesta que no me moleste en absoluto. He querido sin haber tenido un motivo. Me he divertido mucho.

No se trata de ir a una discoteca, beberse la barra libre (que también lo he hecho, y es divertidísimo las primeras 2 horas) y cantar a toda puta viva voz “Me Vale” de Maná. Simplemente se trata de concentrarse en lo que uno quiere, sea este objeto de afecto una mujer, una carrera, una meta, un propósito o tan solo el momento, y disfrutarlo sin miedo a que su tiempo caduque, a que su importancia expire. Se trata de gritarle “Me Vale” a la vida, al mediodía de un día cualquiera sin ninguna razón adicional a la del sentimiento actual. Y sí, debería pedir perdón por la grocería que dije en este párrafo. Prometo no volver a nombrar al grupo mexicano de nuevo.

Siento que con este texto intento justificarme, cuando lo que quise desde el inicio fue compartirles un giro de 180 grados que ha empezado a suceder a partir de varios factores que derrumbaron el modus operandi de lo que hasta hace algún tiempo era este servidor.

Así que jodan, tiren, beban, recen, trabajen, jueguen, viajen, coman, amen, odien. LEAN. En fín, hagan lo que les de la puta gana.

¿Por qué? Fácil. Porque pueden.