lunes, 8 de octubre de 2012

De la Iglesia y otros demonios


Puede que yo sea de los pocos animales de la fauna quiteña que se salvo de que le regaran agua de las fuentes minerales de “Yisuscraist” en la cabeza mientras un cura me daba la bienvenida al reino del “Señor”. Por eso tengo que agradecerle a mis viejos el que me hayan dejado elegir el mejor camino para irme al infierno, según cualquier “padrecito”.

La iglesia católica romana, esa institución que afirma la existencia de un hombre invisible que vive en el cielo, que no es uno sino tres pero que tuvo un hijo que era él mismo, sigue siendo de las mayores influencias en la vida de la humanidad. De las mayores malas influencias en la vida de la humanidad.

Las iglesias de Quito, vistas desde un punto arquitectónico, son verdaderas obras de arte, así como lo son los templos Incas, que se encuentran sepultados bajo ellas. Como observamos, la democracia no estaba de moda en los tiempos de Pizarro. Por dentro, unas están bañadas en pan de oro. Otras, en canecas de pintura blanca marca “Condor”. Por fuera, todas están bañadas de sangre. Y de meados de borrachitos desde 1545 (año de nuestro señor).

En ellas ocurren los 8 sacramentos de la iglesia católica romana. Bautizos, eucaristías, primeras comuniones, confirmaciones, matrimonios, unción de enfermos, penitencia, y orden sacerdotal. Lo de la pederastia es un extra, por eso no está en la lista.

Siempre me ha intrigado la parte de la confesión. Todo lo que se diga en un confesionario queda entre el pecador y sacerdote. ¿Cuántos curas sabrán la verdad de los políticos corruptos que tienen que ir a “limpiar” sus conciencias para poder dormir de noche luego de haber cagado a medio país? ¿Cuántos sacerdotes con la confesión de asesinos que jamás serán arrestados? ¿Cuántos “padrecitos” sabrán de las violaciones de tipejos como ellos? Como si con dos padres nuestros y tres ave marías se pudiera devolverle la felicidad de los ahorros de toda una vida a una familia, o resucitar muertos. Aparentemente si “Yisus” pudo levantarse de entre los muertos a los 3 días y sin chuchaqui, ellos esperan que el resto haga lo mismo. O haga fila en la puerta de un Pedro que ha sido santo y portero.

Ahora la Eucaristía es algo que en verdad, más allá de tenerme sin cuidado, es algo que rompe las pelotas. Un desfile de gente que desea mostrarle a otros “más pecadores” que ellos, que son dignos del cuerpo y la sangre de cristo. Estoy seguro que el “Jotace”, no quiso decir eso cuando pronunció su famoso discurso en la última cena. Yo también comulgaría, pero primero que me cambien el menú de hostia y vino, por un sanduche de roast beef y una botella de Jack Daniel’s.

La primera comunión, es absurda en sí misma, puesto que los guaguas quienes fueron vestidos de angelitos por los orgullosos padres, solo andan pensando en la fiesta luego de salir de la iglesia. Eso de imponerle a un hijo una religión, es como obligarlo a que siga a tu mismo equipo de fútbol, que le guste tu música o que estudie lo que tú estudiaste. Y suele suceder que se cumple todo lo anterior. Organizan almuerzos carísimos para celebrar que la criatura (inserte foto de niño con peinado de lado, buso blanco cuello de tortuga sosteniendo una vela), se ha salvado de irse al infierno. La confirmación es lo mismo pero sin el almuerzo.
Del matrimonio no hay mucho que decir, porque la garantía del amor eterno solo te la dan las ollas de acero quirúrgico. El creer que al vestirse ella de blanco y él de negro (o el color de la temporada según Karl Lagerfeld) les dará una especie de burbuja irrompible frente a la vida, es menos que inocente. Es sencillamente una ilusión. Muy linda, cabe recalcar, pero ilusión a la final. Y eso de que anden botando arroz que bien podría ser usado como guarnición para un buen seco de pollo, me parece fatal. Peor aún lo del pastel de bodas. ¿En serio les gusta esa horrible torta? Si algún día me llevan al altar, prometo que todos comeremos cheesecake de frambuesa del sweet n’ coffee.

¿Qué decir de la orden sacerdotal? ¿Acaso el oficio (si se le puede decir oficio) de cura, está solo reservado para los hombres? ¿No que todos eran hijos de dios? Siempre saltará el personaje que diga ¿Y las monjas? Bueno, hasta la fecha no he visto una monja dar misa. Avísenme si ven alguna. Aparentemente solo puedes llevar la palabra de dios si tienes un pene. Punto.

Y en todos estos ritos, no faltan las frases aprendidas de memoria que los fieles deben repetir después de haber sido recitadas por un el man con la sotana. Todo es una repetición. No hay despertares de iluminación divina. La fé, jamás fue parte de la ecuación.

De haber un dios, créanme amigos, no hubiera escogido como su mayor representante a un hombre. En serio, la historia ha demostrado que las administraciones más eficientes son logradas por mujeres. O vayan a buscar una mujer que haya empezado una guerra mundial, una cruzada o si quiera una pelea de almohadas. Y de haber escogido a un ser humano, seguro no hubiera sido uno que vive con los mayores lujos, que viste con las mejores prendas y que además, encubre violadores de niños. Del hippie buena onda de Jesús, al “fotogénico” Joseph Ratzinger hay un abismo de diferencia.

La iglesia y el vaticano, están muy lejos de aquel humilde pesebre. Algo para pensar.