martes, 30 de enero de 2018

Vaquita

En casa no caben más animales. Conmigo, somos más que suficientes.

Hay un conejo, un borrego y una vaca. Todos llegaron con Elena, excepto Vaca. No una vaca, sino Vaca.

Su llegada es la más reciente. Cuenta la leyenda que el baby shower de mi comadre Alondra se acercaba, y con Elena estábamos invitados. No podíamos llegar aplaudiendo a tal magno evento, así que nos pusimos en camino a la juguetería más cercana.
  • Qué carajo se le compra a un bebé?
  • No sé. Algo que estimule su mente.
  • Coca?
  • No idiota, algo más puro.
  • Coca importada?
  • ...
Nos encontramos en la zona para bebés, y la situación no me pinta bien. Todo cuesta un huevo y parece estar diseñado para alguna especie de simio con retraso mental. Que sé yo, agarramos una casa musical que toca canciones de cuna con sonidos de 16 bits, y bota luces al techo. Al estilo de Dj de pueblo no contactado.

Camino a la caja me topo con el área donde se encuentran los peluches. Dentro del zoológico, se asoma curioso un rostro de vacuno proceder.
  • Y si además del regalo principal, le llevamos también esta vaca?
  • Sí está linda, llevémosla también.
Luego de pagar y envolverla en papel de regalo, miro a Elena a los ojos.
  • Y si nos quedamos con la vaca?
  • Estaba pensando lo mismo.

De vez en cuando recibo mensajes de Alondra.


“Sinvergüenzas, devuélvanme la vaca de mi hija!”