Sujeto: Este servidor
Lugar(es): Av. De los Granados, Av. Eloy
Alfaro, Av. De los Shyris, Av. 6 de Diciembre, La casa de la verga
Fecha: Miercoles 4 de Agosto, 2013
Hora: 8:00 am, pero da igual porque es un
mierdero a cualquier hora.
Bajo al parqueadero, abro la puerta, conecto
el iphone al equipo del auto y suena “Try a Little Tenderness” de Otis Redding.
Cinturón de seguridad, gafas de sol y enciendo el Aveo. Me encuentro saliendo
de Monteserrín camino a la 10 de Agosto y Eloy Alfaro. Es el mismo recorrido de
martes a viernes. Se abren las puertas automáticas del parqueadero y en mi
mente aparece el primer pensamiento del día “¿Con qué hijueputa me toparé hoy?”.
Luego Otis me habla de la amabilidad mientras se va perdiendo en el ruido de
las bocinas que me anticipan la llegada a la Granados.
Luego de 1 sacada de dedo (Como la que jura el
Mashi que el chamo Guevara le hizo porque le tiene envidia de sus lindos ojos
gatos) me logro incorporar a la Eloy Alfaro. Hoy no juega ni la Liga, ni la
selección, ni el madrid. Hoy la pizza no es 2x1, ni se soluciona lo del
deportivo Quito, no hay Chucho , el gobierno va a explotar el Yasuní y los
gringos van a explotar el planeta. La gente, no está precisamente de buen
humor. Y eso se advierte en la Eloy Alfaro y el cruce para subir a la Gonzales
Suarez. El semáforo cambia a verde y la señora del Sportage sigue maquillándose
valiéndole 3 atados de verga el tiempo del resto. Mientras tanto el señor del
vitara encuentran atrás de ella empieza a pitar con fe y alegría en el segundo
0.1 del cambio del semáforo. Un matrimonio perfecto.
Sigo por la Eloy y cruzo la 6 de diciembre, la
Shyris, y la Amazonas. Los semáforos se me cagan de risa y cambian a rojo cada
que estoy a punto de cruzar. Autos que cambian de carril sin el menor aviso son
el pan de cada día. Las direccionales son tan útiles para el Quiteño, como el
manual de Carreño para un caníbal.
Vuelta en “U” al final de la Eloy Alfaro y voy
arrastrando un mal genio similar al que se cargaba Alfaro cuando lo arrastraron
luego de que lo mataron estando vivo (?). Tomo a la izquierda por la Shyris
mientras un chapa me rompe el tímpano con su silbato. Ya queda casi nada de la “tenderness”
que me recomendaba Redding hace menos de 30 minutos. El carril de la izquierda
va ocupado por personas que desean curvar hacia el sur y el del medio y el de
la derecha, dominados por buses que en carrera por tomar pasajeros, van
haciendo una magnífica demostración de su habilidad para manejar. ¡Simpáticos
profesionales del volante que suben y bajan al vuelo a los capitalinos! ¿Qué
sería de la vida del Quiteño sin sus ocurridas rebasadas y jerga popular? Seguramente viviríamos más seguros. Pero que
aburrido viviríamos.
La dosis de adrenalina no está completa sin el
angelito del 4x4 que te lanza el auto, el comedido limpiavidrios que aunque le
digas que no necesitas de sus servicios de limpieza puesto que tu parabrisas
fue limpiado contra tu voluntad hace cinco semáforos, se pasará por el orto tu observación.
Pero te lo dejará NI-TI-DO.
Subir la Granados nuevamente, encontrarte con
el redondel del ciclista y avistar el Monteolivo (que de campo santo no tiene
nada) que se asoma en la curva como esperándote a que uno de estos días no
soportes tanta amabilidad de la gente y decidas finalmente pegarte el tiro. O
agradecer que no vives en Guayaquil.
Nota del autor: Los personajes presentados en
este texto, así como los lugares y las situaciones son producto de la puerca
actitud que todos tomamos al manejar. Y del Barrera también.