"Si te vas, estos días serán esa sucia y vacía franja de playa, que queda cuando tú te has ido, cuando el mar se aleja y la marea baja" Ismael Serrano.
Toda despedida tiene un protocolo. Todo adiós (por lo menos los sinceros) duele. Es la regla.
Pero ciertas personas incultas, incumplen tales normas. Personas sinceras por lo general. Y he aquí un pequeño recopilatorio para salir bien librado de un adiós.
¿Qué hacer antes de un adiós?
"Debes prepararte emocionalmente". Eso es mierda. No hay como prepararse para un adiós. No se asimila un adiós hasta que este sucede. Inclusive, a veces, luego de sucedido el mismo no se lo siente. Quizás uno de esos tristes días de Quito en los cuales parece que la lluvia se ha llevado el color de todo, te resuene ese adiós en el pecho, te de un golpe en el alma, o en lo que sea que llevemos dentro, y las lágrimas que ahorramos en el instante, caigan sin explicación. Sin permiso.
Antes de un adiós se debe aprovechar el tiempo. Se debe reír. Se debe llorar, porque después del mismo no habrá evidencia de la emoción que supuestamente sentimos, pues ella ya se habrá ido.
Antes de un adiós, se debe querer. Antes de un adiós se debe odiar. Pero sobre todo, antes de un adiós, se debe perdonar. Por los momentos no vividos. Por los gestos fingidos. Por los besos no dados. Por los "te amo" ahorrados. Por las heridas causadas. Por las promesas no cumplidas...
¿Qué hacer durante?
Lo políticamente correcto, es un apretón de manos, un abrazo, o un beso. Un par de palabras de aliento. Un "Que te vaya bien". No más.
No se debe manchar el momento con sinceridad. Mentir en un adiós es algo que todos hacemos. Después de todo ¿Qué es la vida sino una mentira con momentos de verdad? Si todos dijéramos lo que realmente pensamos, la sociedad se derrumbaría, pues está basada como todo lo relacionado al hombre, en mentiras.
Durante el adiós no puedes pedir que ella se quede. Durante un adiós se debe mentir, y desearle "la mejor de las suertes". Durante un adiós, se debe ahogar ese grito que viene desde el fondo, maldiciendo al tiempo, callando un "Quédate conmigo por favor, no te vayas". Rogando por 5 minutos más. Solo 5 minutos más.
Ese acto de suicidio sentimental, de negar la naturaleza del ser, de escases emotiva, se llama racionalidad. Hay que ser racional en un adiós.
Pero lastimosa (o beneficiosamente según se vea) lo que la boca miente con palabras, los ojos delatan con lágrimas. Y así es siempre cuando un adiós es sincero. Y esas lágrimas tienen el poder de decir "Te Amo" sin que lo escuche nadie. Solo ella.
Por último durante un adiós, se debe aceptar el dolor. Y se da cierto placer en ese dolor. Pues necesitamos de él. Es la huella que deja un adiós.
¿Qué hacer después de un adiós?
Aprovechar la barra libre. Lacerarte el alma con canciones, fotos y recuerdos. Llorar en silencio. Escribir poemas baratos. Explotar el karaoke. Hartar a los amigos con tu lástima. Y guardar la esperanza de que ella vuelva.
Porque después de un adiós lo que queda es esperar. Esperar a que ella regrese. Esperar a que vuelvas...
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