Desde el inicio de los tiempos han aparecido personas como ninguna otra, que reinventan el término humano y nos aportan cosas nuevas en todos los ámbitos. Pueden ser bueno o malos, pero jamás irrelevantes. Mientras esas escasas personas hacen los más grandes cambios en el mundo, nosotros vamos por la vida orgullosos de la poca cosa que somos.
Y es que, jamás nos detenemos a pensar que no somos únicos e irrepetibles. Tan solo un producto de la causalidad, el contexto sociocultural, el clima, el nivel socioeconómico, las capacidades personales de nuestros padres y algunos valores no cuantificables. Somos un rompecabezas hecho de piezas que correspondían a otras personas. Somos una agrupación de experiencias creadas por otros. Vividas por otros. Somos una imagen copiada de otras imágenes.
Mientras me miraba al espejo (metiendo la barriga) me colocaba gel en el cabello. ¿Por qué lo hago? – pensé. ¿Quién me dijo que debía peinarme de este modo? ¿Quién me impuso la forma de vestirme de tal o cual forma? ¿Soy yo el creador de mí mismo? – Volví a pensar. La respuesta se hizo demasiado obvia.
Salí a la calle intentando recuperar el breve egocentrismo que había experimentado momentos antes bajo un chorro de agua que seguramente ya había caido sobre hombres y mujeres qu ya pensaron esto mucho antes que yo. Agua que dice ser potable. Decidí engañarme y caminé erguido, orgulloso de sentirme “diferente” al resto que van con las modas. A tres esquinas de donde empecé la historia, me encontré con un tipo que tenía la misma camiseta “original” que yo tenía. “Elegir esa prenda de vestir me dice algo acerca de él. Podríamos parecernos más de lo que te puede indicar una camiseta” pensé. "Seguramente algún tipo con sus zapatos, objetivos e ideas se cruzará por su camino tres cuadras después, y será la copia de otra copia".
Cada experiencia creada por alguien más, es un pedazo de lo que tú eres. Nadie es quien quiere ser. Somos lo que nos dicen que seamos. Somos lo que nos conviene. Lo que nos gusta. Lo que podemos.
No existe nada más en la vida que repeticiones de lo que ya fueron otros. Y con más o menos piezas que nuestros antecesores, caminamos como engranajes fundamentales de un espejísmo.
En esencia, la mayoría de nosotros somos eso que ya existió. Una repetición actualizada del pasado.
¿Crees que eres único? ¿Crees que eres original? Mira a tu alrededor. Piensa de nuevo.
Me hiciste reflexionar sobre algo que no lo había pensado tan a profundidad, después de todo, a quién le gusta sentirse no único... Considero que las cosas no se descubren se redescubren, por lo tanto ya existían, muy posiblemente en la cabeza de muchos, en ideas básicas que tomaste de alguien y las potenciaste.. Somos la consecuencia de muchos factores.. y lo irónico de todo es que muchos esperamos a nuestra alma gemela, lo que te lleva a pensar: no eramos únicos e irrepetibles?? jaja
ResponderEliminarMe gustó mucho :)
Hola, Gru! Desde la niñez, aprendes por imitación. Es cierto que, con el paso del tiempo, lo que ves y lo que vives pasa a formar parte de lo que eres. Sin embargo, tienes la capacidad de aceptar lo que te gusta y desechar lo que no (mient...ras creces, se desarrolla la capacidad de razonamiento, lo que hace que puedas decidir con madurez y tal vez hasta con fundamentos más fuertes...). Puedes encontrar tanta gente con rasgos similares a los tuyos, pero nunca en un 100%."No hay destino" , no? Entonces lo que soy y lo que me sucede pasa porque yo quiero, no porque haya algo "escrito". Si me preguntas, creo que el término más adecuado para las personas no es precisamente originailidad, sino más bien autenticidad(como que tiene más fuerza, más relación con la identidad...NO SÉ!!!jaja -voy enredándome, como es cosutumbre-) .El mundo sería abuirridísimo si todos fuéramos iguales, pareceríamos robots, jaja. No concuerdo tanto con lo que escribiste esta vez, pero no dejo de felicitarte por hacerlo y sigo convencida de que llegarás muy lejos -un duroff- (siempre te leo, y me encanta). Te amo.
ResponderEliminarRe-editados, eso somos
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