Momentos que uno
piensa, jamás llegarán. Momentos que llegan sin pensar.
El instante
sucede con pena y sin gloria. Rápido
como una inyección, un penal o un disparo. El momento es efímero a menos que
uno guste de lo patético, el masoquismo y el drama. Se guarda la esperanza de
que no duela mucho. Se hace un breve cálculo del daño por venir. Finalmente se
abandona el lugar acordado para el trámite.
Sucede, por lo
general, con muchas señales y sin previo aviso. No sucede hasta que sucede.
Golpea con un
aire siniestro, a largo plazo. Cada día cobrara su cuota en un lugar común, en
un rostro parecido. “Siempre son frágiles las horas más perfectas” canta Asier
Cazalis, y sin embargo su advertencia pasa desapercibida. Tan solo se la
aprecia luego de que ya no tiene utilidad.
Los sueños, sin
embargo, son los más crueles. Recuerdos llevados a jugar un papel teatral de
ficción, basado en hechos reales. Películas proyectadas de tiempos pasados.
Recuerdos de los que, convenientemente, no se puede escapar. Se terminará despertando
sin saber cual pesadilla, la del sueño o la real, es peor.
Y finalmente, la
nostalgia que llegará irremediablemente a medida que el perfume que dejó, se
vaya desvaneciendo. La almohada volverá a oler a %50 algodón y 50% poliéster.
Lo que viene luego
del instante, lo conozco. Como dice la canción de New Found Glory: “It’s all downhill from here”.
Triste, triste pero así es la realidad. Me gustó. Es un poema al dolor y a la tristeza.
ResponderEliminarSUNE