Suena el teléfono a las 5 de la mañana. Veo de
quien proviene la llamada y en la pantalla del iphone solo sale “Blocked” por
lo que entiendo que es llamada desde Ecuador. Contesto y me habla un amigo. “Loco,
te llamo a informar que fallecío el "Litos" el día de ayer en un accidente
de tránsito. Yo ando en Ambato pero me voy al velorio fijo. Solo te quería
avisar, y nada, vos quédate tranquilo y cuídate mucho”. Colgué el teléfono, ví
la hora y me dí cuenta que aún tenía unas 4 horas más de sueño, por lo que me
sentí bien. Cerré los ojos y volví a
dormir.
Me levanté listo para empezar mi turno de
trabajo. Saludé con un par de compañeros de trabajo, reimos con algunas bromas
y continué con mis actividades.
El reloj de la cocina marcaba la 1 de la
tarde, y yo de repente sentí una tristeza. Una de esas tristezas que el
universo sortea diariamente. Sentí que las piernas me pesaban, que el pecho me
dolía sin dolerme. Me acordé de la noticia. “Pero si el man ni siquiera era un
amigo cercano. Es más, serán unos 3 años que no le veo, ni sé donde andará
trabajando ni que será de su vida. ¿Por qué putas me siento así?”.
Mientras terminaba de cortar unos pedazos de
pan, el reloj seguía avanzando y yo recordaba los pocos momentos que pasé junto
a él. Me acuerdo de su risa. Él sí sabía reír. Y hacer reír al resto. No me sé
su segundo nombre, ni su segundo apellido. Jamás conocí a sus viejos, ni me interesó
hacerlo. No sé donde vivía ni que sueños tenía. Solo tengo su nombre y su
sonrisa. Seguro que no soy el más indicado para escribir sobre él. Jamás seré
el indicado para escribir sobre nada, pero este texto por como es el ser humano
no va para la memoria de mi amigo, sino para sacarme toda esta mierda que me
viene jodiendo desde la mañana. Que asco. Que egoístas que somos.
Leo en su página de Facebook incontables
mensajes de despedida. Talvez personas que estuvieron más cerca de lo que yo
jamás estuve. Tal vez personas que les valió su amistad como a mí. No lo sé.
Recuerdo que lo ñultimo que escribió en su perfil fue algo relacionado con “sacar
el FUAAAA”, una broma relacionada con un video mexicano. Recuerdo que reí con eso
en su momento, porque con otros amigos reíamos también sobre el FUA. Y eso fue
lo último que le dijo al mundo. Literalmente, sus últimas palabras.
Todos le envían mensajes de que ahora es un
angel más en el cielo. Que ahora dios lo tiene en su gloria. Que pasó a una
mejor vida. Solo me queda esperar que sea así, porque no he tenido jamás una prueba
de el cielo del que hablan. Jamás he visto al dios del que hablan, pero sí a mi
compadre el diablo, que habita en todos los lados, en toda la gente. No se si hayas
pasado “a mejor vida”, pero te aseguro mi pana, que donde sea que esté ahora
(si es que ahora estás en algún lugar) seguramente es mejor que esta vida que
no es vida.
El día de hoy falleció Carlos Picerno, excompañero
de gastronomía de la Universidad Tecnológica Equinoccial. El día de hoy, todos
morimos un poco sin darnos cuenta. Gracias viejo por recordarnos que las sonrisas
se quedan en la memoria. Sonrisas que a veces son más necesarias que el aire.
Te pido perdón a vos y a todos a los que he olvidado y que posiblemente
recordaré solo cuando se marchen. Así es la gente. Así es la vida. Solo te
prometo, no una oración porque hasta donde sé, las palabras se las lleva el
viento, sino un trago en tu nombre. No fuiste alguien especial en aquellos años, y aunque esto suene tan falso como es, no me queda más que decirte que hoy beberemos los dos, como hace 3 años, y
esta vez sí será “el último, y nos vamos”. Salud compadre.