jueves, 27 de septiembre de 2012

El título


Recuerdo con una risa atrapada en el silencio, a un profesor de mi universidad. El tipo daba clases de nutrición elemental pero varias veces nos dejó en claro que nos debíamos dirigir a él no como “profe” ni “licenciado” sino como “Doctor”. Como si le produjera un placer tácito el título que consiguió cuando la Paola Vintimilla fue reina de quito. Es decir, hace más de dos décadas. A ella, todos le seguirán diciendo “reinita” aunque su reino no es de este siglo. A él, le dirán doctor los que no se quieran jalar la materia. Doctores por millones, pero señores, pocos mi estimado catedrático.

Como el profe, hay muchas personas que necesitan de un título que le diga al mundo que ellos son “alguien” en la vida porque cruzaron una carrera de cuatro años, de los cuales asistieron tres. El otro lo invirtieron, como todo mortal, en amigos/as, farras, huecas, billares y demás antros de diversión que ofrece la carita de dios a sus post-bachilleres. Esa necesidad de creerse la gran huevada por dar un paso, que más que de superación, es casi de supervivencia en este planeta. Ing. Abg. Arq. Lcd. Econ. MBA. MED. DR. (Bullshit)

Sin ir más lejos, está el titulo de “bachiller”. Ahora me rio a carcajadas cuando recuerdo las palabras finales del discurso de fin de sexto curso de una amiga. “Compañeros, ¡lo logramos!”. En ese entonces aplaudí como foca de circo. Celebramos el logro más básico en la vida de un ser humano como si hubiéramos descubierto la cura contra el cáncer. Ahora me pregunto ¿Qué logramos?

¿Qué decir de las estimadísimas damas de la alta sociedad que adoptan como título el apellido del marido? Sí, esas viejas que asoman en revistas de sociedad y que son las que compran diez ejemplares de la misma revista para ponerla en todos los baños de la casa para que cuando sus invitados vayan a cagar, se enteren que están cagando en un baño “de alta sociedad”. Pero visto desde un punto de vista de intercambio comercial, ella por falta de méritos propios gana “respetabilidad” de un “buen apellido” y él gana otra posesión además de la casa, el carro, el barco y el perro. Perdón, el perro no porque el labrador jamás será “Firulais de …”

Títulos que van desde “hola, te presento a MÍ NOVIA” y que después (si el condenado no la caga) se transformarán en “hola, te presento a MÍ ESPOSA” como si el título que otorga el matrimonio fuese garantía de fidelidad. Es mayor la garantía que ofrece Chevrolet que la que ofrece el Alfa y Omega. Lo único que garantiza el matrimonio es más papeleo para cuando la cosa se vaya un poco para la mierda.

Muchas personas pasan sus vidas con un título como meta. Y tal vez yo también quiera acceder a uno algún día. Por el momento, me conformo con ser Alejandro a secas.

(O como putas quieran decirme).

martes, 11 de septiembre de 2012

Negro Asco


Suena la alarma. Son las 5 de la mañana del miércoles 12 de Septiembre del 2012, pero en Ecuador son las 4:30pm del martes 11 de septiembre. En media hora la “tri” se medirá al combinado uruguayo. Apago la alarma y prendo la laptop. Espero a que “Windows inicie” y mientras tanto me gana el sueño. Me despierto 1 hora después para ver el segundo tiempo del partido. Empieza a cargar la página donde veré el partido y me topo con un marcador insospechado. La tricolor está ganándole a Uruguay en su propia casa por el mínimo marcador. Me alegro y sigo viendo el partido. Falta obvia de Muslera a Benítez. Amarilla para Benítez por no fingir su caída. Todos duermen en casa pero me vale y le grito “¡Hijo de Puta!” al árbitro. Tres minutos luego llega el gol uruguayo. Una vez más, pero al universo en general “¡Hijueputa!”. Veinticinco minutos después se acaba el encuentro con un empate, 1 tarjeta roja para Valencia, 9 tarjetas amarillas en total, 12 puntos para Uruguay, 13 puntos para Ecuador, 14 millones de puteadas para el Chucho y 28 millones de puteadas para Amarilla.

Ingreso a twitter para enterarme de lo que la gente opinaba del partido. Quería leer en qué había fallado la selección. Quería información sobre el primer tiempo. Y lo primero que me encontré fue un tuit del usuario Carlos Álvarez Benalcazar que decía:

“@cravbenalc: gracias benitez x 2 ptos q faltaran al final de eliminatoria, negro asco! si culpas al arbitro del resultado eres mas loser q los chilenos”.

Y más tuits de otros usuarios de similares características.

¿Si el que hubiera comido los goles hubiera sido Saritama, le hubiera dicho “Blanco Asco”? ¿Osea que como Dominguez salvó un par de situaciones riesgosas sería un “Buen Negro”? Entonces según esa lógica Felipe Caicedo es un “Excelente Negro”.

No puedo creer que en lugar de ver camisetas amarillas, existan personas que ven piel negra y piel blanca. Sí, Benítez queda en deuda porque su trabajo es marcar goles y no lo hizo. ¿Quieren putearlo por malo? ¡Adelante! ¿Quieren criticarlo porque no desayunó y llegó al partido a comerse todos los goles que pudo? ¡Sigan! ¡Con mucho gusto! Pero que sus reclamos de un marcador de fútbol, sean de acuerdo al fútbol, y no a la raza.

Quieren un fútbol de nuevo milenio con pensamiento de señor feudal. Vamos parando un poco este tema. Va en serio.

En cuanto a lo de Amarilla, es un caso aparte. En facebook le dijeron ladrón. En twitter, le pusieron una profesión de cuestionable reputación a su mamá. De ahora en adelante se empezará a usar el dicho "Más puteado que Carlos Amarilla en 11 de septiembre". El Toño lo tomó de forma más tranquila y le dijo payaso. Yo solo pensaba en lo que hubiera pasado si Pepe Pancho hubiera seguido en la selección.

De la que te salvaste Amarilla.