martes, 8 de octubre de 2013

Quiteñometro

A continuación una serie de preguntas que reflejarán a conciencia su nivel de pertenencia a la Franciscana ciudad de Quito. Vale recalcar que la puntuación es completamente acertada y los resultados tienen un margen de error de +/-0%. 

Este cuestionario ha sido elaborado con la ayuda de famosos historiadores con el Dr. Elver Galarga, brillantes psicólogos como el Profesor Larry Capija y respetadísimos sociólogos como el Dr. Elvis Tek, con el acceso a una base de datos extensa y un archivo pleno y de confianza. Prosigamos pues, a la evaluación.

-          ¿Va a el estadio los domingos? (Si tiene plata para la entrada pero no para comer el lunes anótese 2 puntos)
-          ¿Curiosamente le dan ganas de ceviche los domingos cuando está chuchaqui?
-          ¿Los jueves no se ahueva?
-          ¿Los miércoles son de alcoholes?
-          ¿Consume pizza solo los martes?
-          ¿Odia los lunes tanto como a Hitler?
-          ¿No hay como los hornados don dieguito?
-          ¿Farrea viernes y sábado? (Si a eso le suma unas cervezas los jueves, anótese 2 puntos)
-          ¿Se pone la camiseta de la selección solo en partido de eliminatorias?
-          ¿Se alarmó por el incendio del metropolitano pero no hizo nada más que publicar su frustración en Facebook/Twitter?
-          ¿Ha tomado canelazos en la ronda? (Si pide al mesero que lo hagan “cargadito” anótese 2 puntos)
-          ¿Ha volado cometas en el metropolitano?
-          ¿Come arroz con fideos? (Si guarniciona con pan y papas, anótese 2 puntos)
-          ¿Invita a “café” a sus amigos?
-          ¿Cree que el invitar a “café” es el equivalente de la hora del té?
-          ¿Ha ido al play land park?
-          ¿Ya no va al teleférico porque está feo?
-          ¿Le dice la zona/la foch /la mariscal a la plaza del quinde?
-          ¿Utiliza la letra “f” al final de algunas palabras para enfatizar su significado?
-          ¿El cevichocho cuenta como ceviche?
-          ¿Le dice biela a toda cerveza?
-          ¿Le dice Quaker a toda avena?
-          ¿Le dice Deja a todo detergente?
-          ¿Le dice “joven” al mesero a pesar de que se le nota en su 5ta década?
-          ¿La luz amarilla del semáforo significa “acelere que ya mismo le agarra el rojo”?
-          ¿La velocidad a la cual debe circular en los carriles es inversa a la señalada en la ley de tránsito?
-          ¿Cuándo ha cometido una infracción de tránsito y es detenido por un oficial, la primera palabra que aparece en su mente es “arreglemos”?
-          ¿Les dice “chapas” a los policías?
-          ¿Les dice “chamos” a los niños?
-          ¿Le echa la culpa de todo problema en la ciudad al alcalde de turno?
-          ¿Se considera un “forajido”?
-          ¿El mejor alcalde que ha tenido Quito fue Rodrigo Paz?
-          ¿Hace check-in cuando va al NOÉ pero no pone nada cuando se encuentra en KFC?
-          ¿Tiene una relación de amor/odio con Reinaldo Rueda?
-          ¿Dice que si exprime el diario El Extra, sale sangre?
-          ¿Cree que el clima de Quito lo prepara para todos los climas del mundo?
-          ¿Se fue a estudiar a la San Francisco por el campus/los contactos?
-          ¿Le dice la Universidad De Los Amigos/Universidad De Lento Aprendizaje a la UDLA?
-          ¿Lo más difícil de la UDLA es la subida de la colón/de la granados?
-          ¿Le dice plute a la UTE?
-          ¿Se ha pegado una “polichancrosa” y sobrevivió?
-          ¿Estudió administración de empresas/derecho?
-          ¿Se sabe más chistes que estrofas del himno a Quito?
-          ¿La última vez que cantó el himno a Quito fue en el colegio?
-          ¿El “frío” es una constante en sus temas de conversación?
-          ¿Tiene un smartphone pero no tiene saldo?
-          ¿Los hotdogs de la Gonzales son su opción gastronómica al salir de farrear?
-          ¿Se pasa quejando del clima (mucho calor/mucho frio)?
-          ¿Cree que Barrera es el peor alcalde del mundo?
-          ¿Conoce los ingredientes básicos de un rosero?
-          ¿Se ha comido un sánduche de pernil en la plaza grande?
-          ¿Dice que la virgen del panecillo es la última virgen que queda en Quito?
-          ¿Va de vacaciones a Tonsupa/Casa Blanca para poder ver a sus coterráneos/as en traje de baño?
-          ¿Entiende el significado por contexto de la palabra “igualarse” en una fiesta?
-          ¿El que no bagrea no culea?
-          ¿No se acuerda quien quedó de Srta. simpatía en cualquier reina de Quito?
-          ¿Carlos Michelena es la insignia del humor Quiteño?
-          ¿Esteban Verdesoto es el mejor chef de Quito?
-          ¿Se ha hecho un piercing/tatuaje en el mercado artesanal?
-          ¿Le robaron en la calle Ipiales?
-          ¿Le robaron (punto)?
-          ¿Se queja del servicio del IESS pero nunca ha ido?
-          ¿Se hace tatuajes de henna cuando va a la playa?
-          ¿De chico asistió al show de Yuli?
-          ¿Tiene su casera en su mercado predilecto?
-          ¿Su casera se llama María?
-          ¿A la kermesse de su colegio fue verde70 o Cruks en karnak?
-          ¿Odia a Delfín Quishpe pero se sabe al menos 1 de sus canciones?
-          ¿No sabe a dónde se fueron todos los paraguas que ha comprado?
-          ¿Comida mala con ají resbala?
-          ¿Lleva al menos un condón en la billetera cuya calidad y fecha de expiración son dudosos?
-          ¿Ha ido al menos 1 vez a un motel de la Eloy Alfaro?
-          ¿Usted se encamota en lugar de enamorarse?
-          ¿Posee un rosario pero la última vez que asistió a misa fue cuando la tv era en blanco y negro?
-          ¿El “pato” Borja le parece el mejor locutor de radio?
-          ¿Medias blancas pantalón oscuro, maricón seguro?
-          ¿Toda farra que se respete debe empezar con una chiva?
-          ¿Puede diferenciar entre San Francisco y La Compañía?
-          ¿Su sueño es casarse en la basílica?
-          ¿Sabe bajarse al vuelo?
-          ¿Se molió las rodillas en la pista de bicicletas de la carolina?
-          ¿Usted no golpea a otro, sino que le “saca la pugggta”?
-          ¿Para usted algo no está mal, sino está “echo verga”?
-          ¿Ha comido tripas en la floresta? (Si ha comido y lo niega súmese 2 puntos)
-          ¿Utiliza el servicio de lavado de parabrisas en los semáforos de la ciudad?
-          ¿Cuándo le presentan a alguien sigue preguntando “de los (inserte apellido) de donde”?
-          ¿Grita “2 por shunsho” jugando 40?
-          ¿Libó fuera de la plaza de toros en fiestas de Quito?
-          ¿Posee una jaba de biela que tiene telarañas?
-          ¿Se tomó una foto con las empanadas de viento de medio metro?
-          ¿Deja “encargando el puesto” en cualquier fila?
-          ¿Cree que la nueva prueba de amor es ir a ver a el/la novio/a mozo/a al nuevo aeropuerto?
-          ¿Usted se transforma de la madre teresa de Calcuta en Hulk el hombre increíble con el tráfico?
-          ¿Escucha el conteo de fin de año en radio Tarqui?
-          ¿Se rio con la anterior pregunta?

Puntaje:
1-20     Usted viene a Quito 1 vez cada siglo y probablemente ni siquiera hable español.
21-40   Jura que Quito es lo que se encuentra entre la Patria y la Rio Coca
41-60   Tiene un conocimiento decente de la ciudad y su cultura. Seguro hizo el cuestionario con el "Terruño" al lado.
61-80   De padres y abuelos Quiteños, orgulloso decendiente de loables generaciones, heredero del primer patrimonio cultural de la humanidad, poseedor de una gran fuerza para trabajar por su ciudad. Excepto los lunes, y de martes a viernes de 7am a 1pm, o en preferiados o cuando juega la selección.
81-99   Quiteñasoffffff. ¿Estás leyendo esto en la ronda, con un canelazo en la mano izquierda, con banda de pueblo de fondo y en horario de trabajo, verdad?
100      ¿Don Evaristo?

miércoles, 4 de septiembre de 2013

Conducir en Quito: La amabilidad como excepción a la regla

Sujeto: Este servidor

Lugar(es): Av. De los Granados, Av. Eloy Alfaro, Av. De los Shyris, Av. 6 de Diciembre, La casa de la verga

Fecha: Miercoles 4 de Agosto, 2013

Hora: 8:00 am, pero da igual porque es un mierdero a cualquier hora.


Bajo al parqueadero, abro la puerta, conecto el iphone al equipo del auto y suena “Try a Little Tenderness” de Otis Redding. Cinturón de seguridad, gafas de sol y enciendo el Aveo. Me encuentro saliendo de Monteserrín camino a la 10 de Agosto y Eloy Alfaro. Es el mismo recorrido de martes a viernes. Se abren las puertas automáticas del parqueadero y en mi mente aparece el primer pensamiento del día “¿Con qué hijueputa me toparé hoy?”. Luego Otis me habla de la amabilidad mientras se va perdiendo en el ruido de las bocinas que me anticipan la llegada a la Granados.

Luego de 1 sacada de dedo (Como la que jura el Mashi que el chamo Guevara le hizo porque le tiene envidia de sus lindos ojos gatos) me logro incorporar a la Eloy Alfaro. Hoy no juega ni la Liga, ni la selección, ni el madrid. Hoy la pizza no es 2x1, ni se soluciona lo del deportivo Quito, no hay Chucho , el gobierno va a explotar el Yasuní y los gringos van a explotar el planeta. La gente, no está precisamente de buen humor. Y eso se advierte en la Eloy Alfaro y el cruce para subir a la Gonzales Suarez. El semáforo cambia a verde y la señora del Sportage sigue maquillándose valiéndole 3 atados de verga el tiempo del resto. Mientras tanto el señor del vitara encuentran atrás de ella empieza a pitar con fe y alegría en el segundo 0.1 del cambio del semáforo. Un matrimonio perfecto.

Sigo por la Eloy y cruzo la 6 de diciembre, la Shyris, y la Amazonas. Los semáforos se me cagan de risa y cambian a rojo cada que estoy a punto de cruzar. Autos que cambian de carril sin el menor aviso son el pan de cada día. Las direccionales son tan útiles para el Quiteño, como el manual de Carreño para un caníbal.
Vuelta en “U” al final de la Eloy Alfaro y voy arrastrando un mal genio similar al que se cargaba Alfaro cuando lo arrastraron luego de que lo mataron estando vivo (?). Tomo a la izquierda por la Shyris mientras un chapa me rompe el tímpano con su silbato. Ya queda casi nada de la “tenderness” que me recomendaba Redding hace menos de 30 minutos. El carril de la izquierda va ocupado por personas que desean curvar hacia el sur y el del medio y el de la derecha, dominados por buses que en carrera por tomar pasajeros, van haciendo una magnífica demostración de su habilidad para manejar. ¡Simpáticos profesionales del volante que suben y bajan al vuelo a los capitalinos! ¿Qué sería de la vida del Quiteño sin sus ocurridas rebasadas y jerga popular?  Seguramente viviríamos más seguros. Pero que aburrido viviríamos.

La dosis de adrenalina no está completa sin el angelito del 4x4 que te lanza el auto, el comedido limpiavidrios que aunque le digas que no necesitas de sus servicios de limpieza puesto que tu parabrisas fue limpiado contra tu voluntad hace cinco semáforos, se pasará por el orto tu observación. Pero te lo dejará NI-TI-DO.

Subir la Granados nuevamente, encontrarte con el redondel del ciclista y avistar el Monteolivo (que de campo santo no tiene nada) que se asoma en la curva como esperándote a que uno de estos días no soportes tanta amabilidad de la gente y decidas finalmente pegarte el tiro. O agradecer que no vives en Guayaquil.

Nota del autor: Los personajes presentados en este texto, así como los lugares y las situaciones son producto de la puerca actitud que todos tomamos al manejar. Y del Barrera también.

miércoles, 3 de julio de 2013

It's a Holiday in Cambodia

No soy alguien que hace crónicas, pues prefiero la comodidad de escribir sobre lo que me rodea, en lugar de rodear lo que me sorprende. En fin, esta historia tiene su comienzo en un pequeño bar en la playa Ochetel de Sihanoukville en Cambodia.

Tengo un par de amigos en ese bar debido a que mi amiga Milena (con quien viajo al momento) ha estado en Cambodia un par de veces antes. Skybar, es el nombre del pequeño bar. La música suena mediante un playlist que está en la computadora del dueño, pero tras un par de cervezas puedes pedir canciones que tendrás que buscar tú mismo porque a pesar de tener un muy buen inglés, Yaya y Sharai, las 2 bartenders del lugar, no podrían distinguir entre “Highway to hell” de ACDC y “Torres Gemelas” de Delfín.

El bar tiene su barra con los licores que permanecen intactos en sus estanterías. Imagino que esa botella de Blue Saphire debe tener al menos 2 años sin que nadie haya ordenado un martini. Colores neutros alrededor del bar. Un par de cuadros pintados por niños del pueblo, una cocina que podría sencillamente ser clausurada en cualquier otro país, y un baño al que se accede a través de la misma son los escenarios en los que la noche se desenvuelve.

Son las 6 de la tarde del domingo, y se podría decir que es temprano para empezar a beber (o totalmente reprochable), pero con Milena venimos matando el chuchaqui desde la mañana a punta de Jim Beam y Coca cola. Llego al bar y me encuentro con ella y su interlocutor.

De entrada la escena se me hace familiar. Es impresionante la cantidad de sesenteros en adelante que vienen a Cambodia en busca de cerveza, cocaína y chicas jóvenes. Las tres bastante baratas cabe destacar. Pero el tipo se maneja con modales, con palabras apropiadas, con bromas inteligentes. Tiene que ser un escritor. Y un escritor no conocido, puesto que aún posee la humildad que la fama suele devorar.

Me presento y se presenta. “I’m from Ecuador”, “Where are you from?” le digo. “Originally from my mom, but lately from fuckin’ everywhere” responde. Yo río. Él rie. Milena rie. Todos reimos en el bar al compás de los jarros de cerveza. Se escucha “Salud” “Cheers” “Prost” y finalmente Yaya cierra el brindis con un bastante cambodiano “lok a mooi”.

Milena tiene hambre y su novio viene a buscarla para ir a comer. Ya tengo mucha biela encima como para pensar en comida. Les digo que estoy bien, y ambos se retiran en la moto de él. Llevan 3 días de conocerse y 1 de novios. Así de fácil es el amor en sihanoukville. Así de efímero. Así de eterno. Me quedo tomando cerveza con este personaje que cada vez se vuelve más interesante. Por el acento se le nota que viene de estados unidos. “I was working in California during the 60’s and the 70’s. I saw the rise and fall of many bands in these years son”. Ya van 6 cervezas en la cuenta de cada uno. Empiezo a armar un porro con un papel saborizado. “Rolling for me is not an option. I just got tired of rolling joints. I think it was 1990 when I decided I’m not rolling shit anymore, that’s why I always carry a pipe”. Sonrío. El tipo la tiene clara. Alternamos pitadas y proseguimos.

Vendió un negocio que tenía en Oregon y con su pensión viaja por el mundo. Sudamérica, Centroamérica, Norteamérica, Europa, Australia, y al momento el sud-este de Asia. Va en camino a Sri-Lanka. ¿En busca de qué? No me lo pregunten. Vive a razón de 900 dólares por mes. Osea 30 diarios. “10 for lodging, 10 for food, and 10 for fun” dice mientras ríe. Suena “Love me two times” en el bar y me cuenta de como puteó a The Doors en un concierto en el 70, justo un año antes de la muerte de Jim. “A name doesn’t make a show” me dice. Acabo de conocer a la primera persona que mando a Morrison a la verga. Me habló de como vió a Led Zepellin por 5 dólares. De un matrimonio que duró 4 meses. De los hijos que decidió nunca tener. Del surf en California y de como no soporta estar en Oregon más de 1 semana seguida. Deduzco que nació allí.

Al lado derecho de nuestra mesa está una pareja, que luego nos enteramos vienen de nueva Zelanda. Les calculamos unos 45 años a ella y 50 a él. El tipo no suelta su ipad y pasa la mayor parte de la noche en su celular. Ella enciende un cigarrillo tras otro diciendo cortas frases cada 10 minutos. Le comento el asunto a mi interlocutor. “She might be in company of a man, but dude, that girl is fuckin’ lonely right now”. Asiento con una sonrisa. La señora aun guarda encantos de su juventud. Como diría un amigo “está potable”. Ellos pagan la cuenta y se marchan. Ella sonríe cuando mi interlocutor le conversa un par de palabras. Su acompañante no. Se retiran y antes de preguntarle algo a mi amigo, él me dice “Life is what you make of it”. Me da la respuesta antes de hacerle la pregunta. Esta vez esa frase no me suena trillada.

El tipo cree en dios. No el católico, pero un dios más personal. Me recuerda a una canción de Depeche Mode. Me dice que apenas hace 1 mes descubrió a Bukowsky y que se identifica mucho con su estilo de vida, mas no con su forma de literatura. Me recita un par de poemas. Uno acerca de las drogas. Uno acerca del amor de una mujer. Uno acerca del dogma y el karma al cual tituló “My dogma bit the tires of my karma” y otro que por la borrachera que cargaba no recuerdo.

De pronto suena “Cocaine” en los parlantes del bar. “If there is one song I can’t stand is this one” me dice. Pregunto enseguida el por qué. “There were so many good coke songs, much better tan this one, but you know how media works”.  Decide, después de la octava cerveza, ir al baño. Se levanta y siente el golpe del alcohol. Finalmente puedo ver la pinta completa que carga. Sandalias de cuero, viejos y rotos shorts de jean, camisa hawaiana abierta, prominente barriga, barba legendaria que según me contó, la empezó a cultivar en el 64, año en el que graduó de la secundaria. Lo veo agacharse y agarrar un viejo bastón de madera. El tipo es una leyenda. Al regresar seguimos conversando de como han cambiado las cosas. La frase “Back in my day” antecede a todo tema. El cliché es la norma.

Le pregunto acerca de que es lo más sorprendente que ha vivido. Me dice “Well, through 70 years there are plenty of weird stories, but I’ll tell you the weirdest thing I saw here in Cambodia”. Me cuenta como vio en Cambodia a un policía completamente uniformado y en servicio entrar a un bar, agarrar un “bong”, pegarse 2 hits y luego regresar a dirigir el tráfico. Me habló de como conoció y tiró con una enfermera en un concierto de Jimi Hendrix en un hotel en las vegas. “The best fuck drug is not really cocaine” dice. “Nowdays it’s illegal and unpopular, but back in my day we could have a couple of morphine shots, and fuck for hours”. Si hasta ahora había una pequeña parte de mi persona que no había sido impresionada, pues ya no lo estaba más.

Vemos al reloj. Son apenas las 11. “Well son, it’s time for me to go to bed”. Mi noche apenas empieza pero su día ya termina. “Gotta wake up for my morning swim, and I’m pretty sure I’ll be hangover if I have 1 more beer”. Yo ya estoy a mitad del camino y no me da miedo recorrer la otra mitad. Así han sido los anteriores 30 días, así que no tiene sentido parar ahora. Se despide, y me comporto como groupie pidiéndole una foto. “You have no idea how many people do that. But it’s all right”. Me siento como un irritante fan, pero el tipo lo toma con muy buena onda. Me entrega su tarjeta la cual obviamente perdí por motivos antes mencionados. Un apretón de manos y desapareció al final del callejón de piedras cerca de la playa.

De aquel escritor solo me queda una gran historia, un e-mail, una fotografía y su segundo nombre.








“Stop looking for the key, and find yourself a hole”

            Bartholomew.

viernes, 31 de mayo de 2013

La Solución a la Ecuación de la Religión

El mundo occidental se ve regido por el cristianismo y sus ramificaciones. Entiéndase católicos, protestantes, evangelistas, testigos de jehová, entre las de mayor relevancia social. Difieren entre ellas en muchos detalles pero podemos estar de acuerdo en que el inicio y fin de su doctrina es acercarse, ser meritorio de, ganarse el amor de, regresar a, obtener la gracia de, sentir el amor de, el ser divino que se conoce comúnmente como dios. El mismo principio aplica para el Islam, el Hinduísmo, y el Judaísmo en el medio y lejano oriente. Un ser omnipotente y omnipresente. Algo así como Chuck Norris o Rafael Correa en sabatina.

Todo lo dicho hasta ahora es de dominio público. O al menos espero que lo sea. La parte innovadora del asunto es el siguiente.

A este ser dios se le piden favores o milagros, y a cambio de su gracia divina, el creyente reza y comparte su (no puedo ponerle otro nombre) alucinación, con su entorno social. El sistema se inculca de padres a hijos. En pocas palabras, se hace un intercambio “divino”. Creyente pide, dios concede a cambio de su fé.

Dado el principio básico de transacción celestial, pongo a su consideración el siguiente escenario. Pepito quiere sacarse la lotería, por lo que compra un billete de la misma. En su pueblo hay 3 templos. Una iglesia católica, una mezquita y un templo hinduista. Pepito va a cada una de ellas, y pide sacarse la lotería. Le reza a Jehová, a Mahoma y a Ganesh. Llega el día del sorteo, y gana el premio. ¿A cuál de las 3 deidades le atribuye “el milagro”?

Con esa pregunta que resulta ser la premisa del siguiente texto, doy a continuación una sencilla guía que le lanza un vistazo de forma objetiva al ritual de la oración. Al denominado “dios” usted puede reemplazarlo por el nombre de su deidad predilecta.

¿Cuánto tiempo tarda dios en realizar el favor?
El tiempo, entendiéndolo en minutos, horas, días, meses y años, será arbitrario. Dependerá del tamaño en importancia del favor, que puede ir desde 1 siglo para la paz mundial, a 1 semana para la mujer del vecino. Mientras más grande y complicado sea el favor, basándonos en un sistema de probabilidades, más tiempo tardará en ser concedido. Aunque muy de vez en cuando, sale doble cero en la ruleta.

¿Se conceden todos los favores pedidos?
No. Estadísticamente, es muy improbable por no decir imposible, que cada uno de los deseos de una persona se cumplan por obra divina. Según este razonamiento, se deduce que a menos favores pedidos, mayor cantidad de los mismos serán concedidos.

¿Cuál es la tasa de favores concedidos?
Dependerá de la dificultad de la obtención de los mismos, pero una apuesta numérica lógica, sería 50% concedidos, 50% no concedidos. Lo gracioso de esto, es que podríamos pedir los mismos favores a, digamos la luna, una estrella fugaz, un trebol de 4 hojas, el Norman Wray, el pulpo Paul o el árbol de chirimoyas del vecino, y las probabilidades siguen siendo las mismas. 50, 50.

¿Hay personas VIP en el salón de la oración?
Sí. Mientras más ingresos económicos, relevancia social y estética corporal (acorde al modelo impuesto por el colectivo) tenga una persona, mayores son sus probabilidades de recibir lo deseado. De ahí la relación entre figuras religiosas (cruces, rosarios, cuadros de la vírgen, escena de la última cena, presencia del “dios bendiga este hogar”, texto en el carro “dios es mi copiloto”, oración al final de un discurso “dios los bendiga”) y personas en la alta escala económica y social. Este comportamiento se imita por aquellos que intentan obtener los mismos beneficios que aquella persona “más afortunada” obtuvo. Pruebas alrededor de nosotros, más que suficientes.

¿Mientras más se rece, más probabilidades hay de que se conceda el favor?
Explicado de otra manera, existe la misconcepción de que mientras más se vaya a misa, mientras más padres nuestros se reciten, mientras más ave marías se recen, mientras más “penitencia” se haga, mientras “mejor ser humano” uno sea, el favor pedido será atendido con más urgencia. En pocas palabras, no. Así que tranquilo, usted puede dejar de ayunar por ese acenso en el trabajo. Tal vez la falta de energía en las mañanas, es lo que le está saboteando su propio “plan”.

Su elección (si tuvo la posibilidad de elegir a su “dios”) se ve marcada por su lugar de procedencia. Richard Dawkins expone que por el hecho de nacer en américa del norte, lo más probable es que usted sea cristiano. De haber nacido en Oriente medio, tal vez hubiera sido musulmán. Si su nacimiento hubiera ocurrido en la India, a lo mejor usted se encontraría en las filas del hinduismo. De haber nacido en la época dorada de Grecia, tal vez sus oraciones estarían dirigidas a Zeus. O hace 5000 años, pudo simplemente haber adorado a un volcán en erupción.  Y de todas maneras, las respuestas planteadas en este texto, serían las mismas sin importar su religión o época en la cual viviera.


Es por el sendero de la lógica, y no el de la fe, es que iremos hacia la verdad. No sé si llegaremos a ella, pero seguramente estaremos más cerca que quienes sigan rezando 5 padres nuestros al día.

viernes, 22 de febrero de 2013

El Quiteño


El quiteño no te molesta. Jode.
El quiteño no da besos. Da “muchas”.
El quiteño no se va de fiesta. Farrea.
El quiteño no está libando. Está chupando.
El quiteño no conoce el jueves. Conoce el “juernes”.
El quiteño no siente frío. Siente “pacheco”.
El quiteño no se enamora. Se “encamota”.
El quiteño no se “en-novia”. Se amarra.
El quiteño no trabaja. Camella.
El quiteño no se acaba de despertar. Se recuerda.
El quiteño no te engaña. Te mete el dedo. (Y si el engaño es grande, entonces te mete el dedo con guante de box)
El quiteño (taxista usualmente) no te fracciona el dinero en monedas de menor denominación. Te “descambia” el billete.
El quiteño no es un ser de grandes y admirables cualidades. Es “un chuchas”.
El quiteño no niega la posibilidad de realizar tal o cual acción. Te dice “ni cagando”.
El quiteño no “mira por ti”. Te “da viendo”.
El quiteño no está extremadamente cansado o físicamente desmejorado. Está “hecho verga”.
El quiteño no está borracho. Está “arando”.
El quiteño no reúne dinero junto a sus amigos. “Hace vaca”.
El quiteño no tiene relaciones sexuales. Remoja el bizcocho.
El quiteño no te da una golpiza. “Te saca la puta”.
El quiteño no te acompaña. Te “acolita”.
El quiteño no es chistoso. Es “un cague”.
El quiteño no te comprende. Te “cacha”.
El quiteño no es temerario. Es arrecho.
El quiteño no se encuentra en una fiesta de proporciones épicas. Anda en un “farrón”.
El quiteño no termina su relación amorosa. Corta.
El quiteño no se alimenta. “Jama”.
El quiteño no duerme. Ruca.
El quiteño no está tomando cerveza. Anda “bielando”.
El quiteño no viaja a los Estados Unidos. Se va a la “Yoni”.
El quiteño no tiene novia. Tiene pelada.
El quiteño no tiene resaca. Anda con “chuchaqui”.
El quiteño no se encuentra ocupado. Anda “a full”.
El quiteño no expresa incoherencias. Habla huevadas.

Y finalmente, el quiteño no es quiteño. Es quiteñofffff.


martes, 22 de enero de 2013

A ustedes les digo...


¡Hijueputas!

Se los vuelvo a repetir y en mayúsculas para que no crean que no es con ustedes.

¡HIJUEPUTAS!

Sí. Todos ustedes que andan por la vida olvidando nombres. Ustedes, quienes no les importa recordar. Por último usen los clásicos "amigo", "loco", "pana" o "compadre". Sí, ustedes son algo meritorio de analizar. Analizar y condenar porque es un verdadero crimen el deformar al lenguaje más hermoso del planeta tan solo porque ustedes no pueden decir “Pedro Ramirez”, “Fernanda Pérez” o “Larry Capija”.

Es peor aun cuando lo recuerdan, pero deciden no utilizarlo. A ustedes no les importa que  los taitas del individuo se hayan tardado 9 meses en ponerle un nombre. Y el decirlo no es ningún sinónimo de compadrazgo ni se ven más “cool”. Sépanlo.

Puede que esté exagerando, pero es lo único que me provoca contestarles sin importar que sean amigos de la infancia, conocidos, extraños o familiares.

¿Quieren verme en mal plan? Díganme otra vez “mijín”.

Hijueputas…

jueves, 17 de enero de 2013

Cocina Ecuatoriana: Luchando contra el tiempo y el conformismo


Curios que jamás escribí nada relacionado a la comida, más allá de estandarizar recetas y costear uno que otro menú. Hoy que me encuentro fuera del territorio patrio, habiendo experimentado una cocina totalmente ajena a mi cultura, he podido encontrar puntos de contraste y sobre todo, reflexiones en cuanto a la cultura gastronómica del ecuatoriano.

Este texto no pretende alabar la cocina nacional. Para eso están los noticieros de farándula, Mariaca y el ministerio de turismo. Yo les vengo a hablar de algo más real. De algo que más allá de preocuparme, me entristece. Les hablo del olvido. Y no solo como una consecuencia de la industrialización como respuesta a la transición urbana, sino como el, y vale ponerlo en mayúsculas, VALEVERGUISMO de la presente generación. Sencillamente, no nos importa aprender el proceso para un seco de chivo. Pensar en lavar el mondongo de una res nos da asco. Inclusive el hecho de ir al mercado por un buen filete de corvina lo vemos como una odisea. Pero somos los primeros en gritar la mañana de un domingo “¡Me muero por un ceviche!” o una fría tarde quiteña “¡Que ganas de unas chugchucaras!”.

¿Para qué aprender algo que puedo pagarlo? Muy buena pregunta. La respuesta vendrá de poco a poco. Mi generación, es decir los nacidos hasta los noventas, fuimos una generación con mucha suerte en el ámbito gastronómico. En el resto de “ámbitos” nos fue como el perro (por no decir como la verga), pero refiriéndonos al asunto alimenticio nos fue bastante bien. Somos la última generación que va a comer fanesca en casa de la abuela. Somos la última generación que tomará colada morada fabricada por toda la familia. Nosotros aún podemos ir a nuestros abuelos a preguntar la receta de tal o cual plato y ellos nos la recitarán con la facilidad con la que el cura da misa, el profesor da cátedra o el presidente da lata. Los que vengan luego de nosotros (por nuestra culpa) tendrán que buscar estos platos no en casa de sus abuelos sino en restaurantes o huecas. Punto. Y todos sabemos que como la comida de la abuela de uno, no hay.
Y hablo de las abuelas porque nuestros abuelos se dedicaban a trabajar y a beber. Punto. Las abuelas, las mujeres de nuestro país son las guardianas de las recetas que ahora conforman “la cocina típica” ecuatoriana. Si a ellas les hubiera dado lo mismo, hoy solo tendríamos la cultura alcohólica que heredamos de nuestros viejos. Buen trago y punto. ¿Imaginan una cerveza sin ceviche? ¿Una noche de farra sin agachaditos? ¿Un chuchaqui sin encebollado? ¿Un maito sin chicha? Dificil. Dificil y feo. Como un café sin tabaco. Como un whisky sin hielo. Como Holmes sin Watson. Como un polvo sin amor. Se puede y se disfruta, pero para que la experiencia esté completa, deben ir uno de la mano del otro.

Yo podré cocinar para los hijos y los nietos que aun no tengo, porque es mi profesión. Pero para un triste abogado, una silvestre economista, un arquitecto o un ingeniero, estos placeres (que muchas veces son pesadillas también) solo serán cosas “del pasado”. Yo amo mi cocina, mi comida típica. No por un patriotismo de esos que más allá de enorgullecer a un pueblo lo vuelven irremediablemente amargo. La amo porque crecí con ella. Con sus diferentes sabores. Con sus texturas. Con su infinidad de productos. Con sus porciones extremadamente exageradas. Con su falta de higiene en la preparación. Con sus intérpretes que para saber si estaba listo o no, metían la misma cuchara chupada 10 veces en la olla. Con sus huecas construidas con caña, o ladrillos robados de la construcción vecina.

La manera en que se cocina está cambiando en Ecuador. Pueden darle las gracias al Carlos Gallardo por la titánica labor que realiza con el rescate de los sabores del Ecuador. Yo por mi parte le agradezco a Esteban Tapia, un gran maestro de la cocina y de la vida. A Pablo Cruz, profesor y cocinero de primera. A Marco Pierre White, que a través de sus libros me incentiva a seguir para adelante. A Sarah Mills, la primera cocinera inglesa que tiene una sonrisa las 24 horas del día. Y al Diablo, que formó gran parte de mi carácter como cocinero. No es satanás, su nombre es Matt el’Diablo, y es el Chef de cabeza del lugar donde trabajo desde hace 8 meses. Aunque a veces sí puede ser realmente el demonio.

Volviendo al tema, no porque un producto sea “made in Ecuador” debemos consumirlo por patriotismo. Estoy totalmente en contra de esa estúpida ideología. Debemos consumir un producto porque es bueno, sin importar de donde venga. Hace poco leía que se debe dejar de juzgar al cine ecuatoriano como cine ecuatoriano y empezar a juzgarlo como cine. Punto. Lo mismo va para la cocina nacional. Dejemos de juzgarla dentro del ámbito “comida típica” y juzguémosla como lo que es: comida. Punto. Trabajemos en ella. Volvámosla internacional. Dejemos de poner “el Chimborazo” de arroz para acompañar una triste pierna de pollo. Dejemos la guarnición de pan y papas si el plato ya tiene fideos o arroz. Llevémosla a recorrer el mundo. Tenemos puntos muy fuertes dentro de la comida nacional, y mucho camino por delante. Si queremos que un plato ecuatoriano sea mundial, primero hagámoslo bien. Sino, mejor sigamos comiendo guatita en un sitio horrendo con probabilidad de contraer una intoxicación por alimentos. Y recemos porque los turistas quieran probar lo mismo.

Yo quiero ver restaurantes de cocina ecuatoriana en otros países, con igual o mejor calidad que los restaurantes de especialidades de aquellos países que se encuentran en Ecuador. Depende de nosotros dentro de 10 años seguir encontrando “huecas de comida típica” o restaurantes de comida ecuatoriana en otros rincones del planeta.

Si un puto “fish n’ chips” puede conquistar países como Australia, Inglaterra o Estados Unidos, mucha más oportunidad tiene de triunfar una cazuela manaba de pescado. Garantizado.