lunes, 29 de marzo de 2010

Los Cachudos

La depresión es algo muy normal para muchos. Para mí, resulta ser algo bastante anómalo. No es por dármelas de macho, pero solo carece de valor si no viene acompañada de una justificación racional y a la altura del nivel de la misma.

La depresión más conocida, es la causada por el demonio más grande, llamado “Amor”. Un enano gordo con pañal que por lo general, con puntería de cíclope miope y tuerto, lanza las flechas que en vez de unir a las personas, lo que hace es provocarles una herida que desencadena en llanto, decepción, gastritis, estrés, borracheras y a veces, suicidios.


Todo bien hasta ahí. Me refiero a que también he caído en depresión por tales motivos y lo único que deseas es meterle las flechas por donde la espalda pierde el nombre, y no es precisamente el cuello. Ahora, ¿qué sucede cuando la depresión es causada por tu país? Sí. ¿Qué sucede cuando Ecuador es el que te duele? La cosa cambia. Porque en el caso de la mujer amada, la cosa no va más allá de un par de borracheras, si acaso unas lágrimas (no meritorias) y largas charlas de desahogo con los amigos. Talvez un bacile de oportunidad o una noche de pasión por despecho (actividades bastantes improbables pues, son épocas en las que ni el perro te regresa a ver).

Pero cuando tu país es el que te deprime, ¿Qué hacer? Resulta bastante cómico y patético ir a la casa de tu amigo con una botella de whisky (o zhumir, según sea el caso y el presupuesto) a contarle que estás deprimido por tu nación. Pero traición es traición, y aquí nadie se salva de los cachos. Ni tú, ni yo.

Hay hombres que son botados de sus casas, pierden a sus hijos y la mitad de sus bienes por traicionar (cuando la mujer es lista). Hay hombres, que en un arranque de ira, matan a su conyugue (Sea este mujer u hombre. En estos tiempos ya no se sabe.), a los guaguas en común y hasta el perro lleva su merecido. Actos poco éticos, pero comunes. ¿Qué hacer cuando tu país te traiciona? Además de quemar una bandera, insultar a la madre patria, mearte en la plaza de la independencia y lanzarle dardos a una foto del presidente de turno, no se puede hacer nada más. De nada sirve (o me sirve) el Estado, si el mismo está corroído por gusanos, falsas promesas, y dioses de papel. No me acaba de convencer el letrerito de “Sonríe Ecuador, somos gente amable”, al lado del chofer del bus que al momento de bajarte, la mejor solución es hacerlo “al vuelo” para no enfurecer al profesional del volante. Tampoco veo que en el IESS te sonrían mucho. El que sí sonríe es otro.

No quiero que me confundan. Amo mi país. Como alguien puede amar a su mujer. Y como ella te puede poner los cuernos, también lo puede hacer la patria (que ya es de todos). Pero nada cambia el hecho de que al leer un diario, ver un noticiero o escuchar un informativo, no hayan más temas que la corrupción del gobierno, los negociados de los contratos estatales, los juicios a la libre opinión, los insultos de los bandos, la violencia en las calles, la inseguridad, la falta de empleo, el mal servicio, la falta de calidad de muchas empresas, y demás factores que de poco a poco me van llenando (o vaciando) la mente, y si en caso de existir, el alma también. Y cierto, para alegrarte el día, te mandan el fútbol al final (como una curita para una herida de bala).

No es mi intención venir con discursos de unir al país, de sí se puede, que solo suenan cuando juega la selección o corre Jefferson Pérez. No es mi intención venir con discursos. Pero al sacar esto de mí, se me vaya esta depresión. Por suerte, este tipo de situaciones solo aparecen un par de veces al año. Pero cuando asoman es algo grave, porque me joden la semana. Como consejo, no lean editoriales ni secciones de opinión en relación al país y a la vez escuchen a Armando Manzanero. Y si lo hacen, guarden la pistola con llave y tráguensela. Con suerte, al irse la llave por el retrete también se habrán ido las ganas de pegarse el tiro. Y si aun le quedaron las ganas de volarse la tapa de los sesos (lo cual hará bastante feliz al diario Extra), nos vemos en la paila # 7.

2 comentarios:

  1. Ey, me gustó tu post...no sé si la depresión es peor o mejor cuando uno está afuera...pero pasa...

    Un gusto y un saludo..

    Andrés Cárdenas M.

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  2. No lo sé tampoco. En todo caso existe. Gracias por tu comentario, saludos...

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