miércoles, 15 de septiembre de 2010

...de como ganarte a los suegros


“Tienes que ganarte a los suegros”.

Sí, todos hemos escuchado esta frase.

El suegro. Ese ser humano del que proviene tu novia, pero que contra toda lógica, no te ama como ella te ama. Bueno, contra toda lógica del nuero, pues debe ser difícil querer al tipo que quiere “hacerle los toques” a su “princesa”.

Entonces llegamos al punto de todo esto. ¿Cómo hacer para que te quiera el tipo que desea ponerte una escopeta en la boca mientras bailas sobre carbón caliente? Resulta complicado.

El ritual es más o menos, en la mayoría de los casos, el mismo. Llegar como lobo disfrazado de oveja. Utilice una camisa y póngase un saco de color amarillo en los hombros). Un pantalón que no sea jean y zapatos de vestir. Peinadito de lado, como lamido por una vaca, con harto gel. No olvide ir bien afeitado y con un perfume que exprese “tengo gran clase” en vez de uno que diga “a todas las hago mías”. Como siguiente paso, puede hablar con el suegro de lo mal que está el país (o lo bien que finalmente está en caso de que este sea sea correísta), de lo loco del clima de quito y de lohermoso que es ser liguista (si su suegro tiene un taxi afuera, le sugiero que lleve la camiseta del quito). Lleve una botella de vino, pero antes pregunte la procedencia ancestral de sus suegros. No vaya a ser que le lleve un Concha y Toro a quién viene de Buenos Aires, o una botella de pisco a alguien cuya familia vive en Santiago. Y por ningún motivo lleve la media de McGregor que le sobró de la farra de ayer, o algo que tenga que ver con: zhumir, trópico, el galán, switch, cristal, cepa de oro, norteño, paisa, patito seco, pedrito coco, etc. ¿Sabe qué? Mejor no lleve nada, seguro la va a cagar.

En caso de la suegra, si usted no posee cualidades culinarias (ya deje de ser mal pensado, sino nunca se los va a ganar), ayude a poner la mesa, lavar los platos, o haga la actividad más estúpida que le puedan encargar. Eso sí, siempre con una sonrisa. No, tampoco vaya a lavar la ropa, o a sacarle brillo al piso, no sea exagerado. Hable con su suegra de trivialidades. De la novela de ayer (ya le tocó actualizarse con “La Usurpadora”) o de… Bueno, o aprende a cocinar o a ver la novela, no le queda de otra. Alabe la decoración de la casa, exalte la hermosura de las cortinas aunque le parezcan horribles (por lo general lo son), y emociónese con las 8657 fotos que le mostrará de cuando su amada era pequeña. Sí, está permitido llorar de la emoción. 1 lágrima, perfecto. 2, exagerado.

Supongo que todo padre debe saber que llegará la hora en que su “retoño” se separe de su todo poderoso afecto y protección, para darle paso a un desconocido del cual poco se sabe y mucho se especula. Este individuo le tomará la posta del cuidado de su angelito. Y ese momento no puede ser fácil. ¿Cómo serlo? Cuando sea padre, se los diré.

Obviamente habrán también aquellos nueros que son personajes enteros. Joyitas que ni casados dejan de ser los hijitos de Papi/Mami. Recientemente me enteré de un familiar (no daré nombres pues aún quiero que me inviten a las reuniones de navidad y demás celebraciones anuales) que sigue viviendo con sus padres a sus tan avanzados 36 años de edad. Estoy muy seguro de que sus suegros no sienten un especial orgullo…

Hay otros que intentan sobresalir. “Echar pa’ lante”. Pero como es más difícil tener que sostenerse por uno mismo, no se pueden dar las comodidades deseadas. Un departamento básico. Un carro sencillo (o bicicleta en el caso de los menos afortunados). Un trabajo donde te revientan (no piensen mal). Pero entonces los taitas de la niña no se sentirán tranquilos de que el pretendiente, pretenda llevar a la pretendida a su pretencioso lugar. Podría pretender actuar de mala fé. (Mala fé para los suegros d

e uno, excelente fé para los directamente involucrados).

Entonces, a la final, ¿En qué quedamos? Palo si boga,

palo si no boga. Y claramente la respuesta no consiste en sacarse la lotería, ni que papi te regale departamento y carro (aunque conozco a muchos que les ha funcionado).

Ganarse a los suegros, es como jugar a la ruleta rusa, pero con todas las balas en el tambor. Seguro que aunque se tengan las más altas cualidades, las mejores referencias financieras o el mejor apellido, se tendrá suerte si a la hija de papá uno le llega a los talones. Y talones sin tacos.

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