martes, 6 de octubre de 2009

Primera


Como artículo de entrada, creo que lo más prudente es dar a conocer la razón de la publicación. Afortunadamente la prudencia no es mi mayor virtud, por lo que la razón no será parte de la explicación. Pues la prudencia es una verdad hipócrita, una frase que prefiere no ser escuchada, o por lo menos no en ese momento. Pues el imprudente es rechazado y no celebrado. Porque su verdad, aunque compartida, no es aceptada. Porque alguien tenía que decirlo. Y no por eso, su fin es el de comunicar. Porque no hay destino en la redacción. El escribir es el destino. hacerlo porque se lo siente. Para descubrirse, y reafirmarse que en palabras el imprudente es recordado, que los párrafos no perecen y que la verdad, aunque a veces no es prudente, es verdad. Bienvenidos a todos aquellos que toquen la puerta, y al resto, que aunque pocos, que se atrevan a entrar, bebida espirituosa mediante, quedan en su casa. Esto es desde adentro. Sin definición, sin objetivo. Evidencia intangible de historias no contadas...

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