viernes, 10 de junio de 2011

La vida antes y después de twitter

La vida, no debería dividirse en AC y DC (aunque ACDC es un grupaso, no puede separar la historia del mundo en dos) sino en AT y DT.

Recientemente estuve en el conversatorio de un libro y el lanzamiento de una revista.

Al primero, asistí después de ver en mi TL (time line) que el evento sería llevado a cabo tal día, de tal mes, a tal hora en tal lugar. Al llegar me encontré con tres de mis escritores favoritos. El primero, Rafael Lugo (@rafaellugon) con quien creo tener una amistad, me recibió por mi nickname (sobrenombre) de twitter. El segundo, Oscar Vela (@oscarvelad) después de estrechar mi mano, me dijo “te mandas buenas huevadas en el twitter”. El tercero no tiene cuenta allí, pero no importa porque al “Pájaro” se le perdona lo que sea después de uno de los mejores libros Ecuatorianos que he leído. Y la final, todos somos, no el que queremos, sino el que podemos. Cabe decir, que tenía una copia de su último libro a la mano, el cual quise que lo firmara, pero al terminar el conversatorio, hizo honor a su apodo y voló de la sala.

Al lanzamiento de la revista, que fue al día siguiente, asistí casi por casualidad. Después de un fondue de chocolate y un tráfico de mierda, me encontraba con mi novia en el lanzamiento de una nueva revista de literatura y cine. Había visto la invitación que mandó el gestor de la revista, Andrés Cárdenas (@andrescardenasm) por twitter. En la invitación virtual decía que Eduardo Varas (@eduardovarcar) leería un cuento, pues es uno de los colaboradores de la revista. Asistí por la promesa de un buen momento de cultura. También porque ofrecían vino. Al llegar, ví a Eduardo que vestía una chompa azul “converse” y cargaba un maletín café. Me presenté como Alejandro y le dije que admiraba su último libro. “Ah, que bueno” fue la respuesta. Supuse que mi avatar (imagen que te representa en twitter) no se parecía a mí (soy más feo en persona) así que me volví a presentar con mi nickname (ya les dije que era nickname antes, no jodan). “Así que vos eres castroalejo?!” Dijo, a la vez que intentaba recordar por qué me recordaba (si es que en algún momento lo hizo). “Te presento a Silvia (@sylviazul) una amiga igual de twitter” me dijo mientras una pequeña peliroja de brillantes ojos azules se dirigió hacia mi con un saludo. “Hola Eduardo, yo soy Calú (@calu)” Finalmente dijo un hombre de saco beige y sonrisa amplia que se acercó al pequeño grupo de anónimos.

Estábamos pues, tres personas (pues Silvia y Eduardo son amigos) que nunca en su vida se habían dirigido una palabra en persona, pero que por twitter compartían gustos, frases, ideas. Personas que habían escuchado los pensamientos de otro sin importarles como lucían, o el nivel económico. Ni siquiera importó los lazos sociales que unían al uno con otro. No fue necesario ser el amigo del primo, o ser el hermano del cuñado del vecino.

Después de encuentro fortuito, me puse a pensar que en un mundo sin Internet, jamás en la vida podría conocer a estas personas que admiro por sus inteligentes frases, sus interesantes links o sus divertidas palabras. Simplemente sería un espectador más. Y ahora, en el conversatorio y el lanzamiento, estaba hablando cara a cara con mis escritores favoritos, como si fueran amigos que ya conocía. ¿Por qué la familiaridad? Porque ya los conocía sin conocerlos.

Ahora tenemos a gente cercana mediante una pantalla, que entiende lo que pensamos. Ahora, podemos seguir a nuestro artista favorito, al deportista que admiramos, a la chica que nos gusta. Podemos leer lo que piensa en el instante en que lo piensa. Podemos escribirle con la esperanza latente de que conteste. Antes, jamás hubiera pasado esto. Y sin darnos cuenta, de repente hay gente que nos sigue en twitter. Personas extrañas que les interesa lo que pensamos. Inclusive , a veces sucede que, al abrir el mail, nos encontramos con “twitter te informa que (inserte nombre de su ídolo) te está siguiendo.

Ahora dejamos de ser anónimos, para ser @. Perder el nombre y apellido que tanto trabajo les costó a tus viejos ponerte, es un bajo precio para ser reconocido. No es más que un nuevo apodo, como el de tu infancia, pero elegido por ti (lo que resulta menos humillante). En el futuro seguramente nos reconoceremos por los nicknames. La gente de Manabí verá resuelto uno más de sus problemas.

Para no alargar el asunto, la noche del lanzamiento de la revista terminó así: Cruzamos un par de palabras finalmente con Eduardo respecto a su lectura, felicité a Andrés por su revista y me fui con una chica alta, de cabello oscuro y abundante sonrisa. “Yo te sigo en twitter. Que guapa que eres en persona.” Le dije esperando una señal de que me había reconocido. “Que chistoso Alejandro” Me respondió con un marcado sarcasmo robado de mi arsenal de fallas. Y bueno, a veces la majo (@majoeguiguren) no se aguanta mis bromas.

3 comentarios:

  1. Excelente tocayo... lo voy a twittear como spam...!!! Jajajajaja no mentira... @chibialeja

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  2. me encato llegue a tu blog recontra direccionado y no tengo twitter, sino te sigo. de verdad una considencia que da gusto. un abrazo. santiago
    ha pero tengo face "Santiago Dono" por si te interesa. saludos

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