domingo, 6 de mayo de 2012

El uniforme del colegio


Todo colegio viste  a sus alumnos con su uniforme, con el propósito de diferenciar a sus alumnos del resto de colegios, y para homologar la vestimenta de los mismos. Pero ¿el uniforme solo cumple esos 2 propósitos?

Sería ingenuo el pensar de esa forma. Aquí hay mucha mala intención. Vamos por partes.

Primero debemos tomar en cuenta que los uniformes no se encuentran contemplados en las pensiones o matrículas de los establecimientos, por lo que son un ingreso más para el colegio. Y siempre hay una “señora costurera” que maneja el negocio de los uniformes de la institución. Obviamente, una pequeña parte (por no decir una gran parte) de sus ganancias van para el Colegio.

Poniendo de lado que además de poseer el monopolio textil de la institución, la tal costurera hace los uniformes como si estos fueran para fisicoculturistas germanos. La talla small le queda grande al más alto de la clase. Y nuestros viejos siempre comprarán la talla large porque “como estás en época de crecimiento, el uniforme te va a quedar pequeño a mitad del año”. Cabe mencionar, que mis camisas de cuarto curso, me siguen quedando como guayabera de estatua de botero.

Pero la “señora costurera” no contenta con hacernos lucir como estrellas de video de reggaetón, con su confusión de tallas logra plasmar una moda bastante vintage en otras prendas. Tal es el caso de las pantalonetas de deportes que se trasladan desde el mundial de México 86, para ser colocadas en las raquíticas piernas de los afortunados niños que visten una prenda semi transparente con un largo similar al de cualquier minifalda de estrella porno. Yo, la acuso a usted “señora costurera” de haberme cagado la vida sexual en el colegio.

Pero no podemos culpar a la “señora costurera” de todas nuestras desgracias de la moda estudiantil. Yo quisiera saber, ¿Quién mierda es el diseñador de los uniformes? No, no es joda. Tal parece que hay que graduarse en la carrera de diseño de modas del tecnológico superior CK (Creaciones Kevin).

La calidad de los elásticos de las medias, sean estas blancas con un par de rayas circundantes en la parte superior de las mismas o azules, es equivalente al de los hermosísimos chalecos que tan inteligentemente distribuyó la Comisión Nacional de Tránsito.

¿Qué decir del color por excelencia de la temporada verano-invierno? Por supuesto, estamos hablando del “incaducable” azul marino. Karl Lagerfeld y Doña Mayerlisita no pueden estar equivocados. El color predilecto para el clásico pantalón de parada, y calentador de día de deportes. Y como olvidar el famoso saco o como dirían los diseñadores mundialmente famosos y las vendedoras de MNG “jersey liviano”, tan apetecido por los consumidores de prendas escolares.

No olvidemos a las famosas camisetas tipo “polo” que se volvían transparentes después de un par de inmersiones en una solución de H20 al 5% de cl. O como no recordar, en el caso de las chicas, las faldas que debían usarse cuatro dedos sobre la rodilla, pero que para la suerte del deleite masculino, las usaban como nosotros usábamos los shorts de educación física. (Para referencias de ¿Cómo usábamos los shorts? remítase al párrafo número cinco.)

Para finalizar, hay que agradecer algo del uniforme. Hay agradecer que el diseñador del uniforme de mi colegio, decidió no incluir a la corbata como parte del mismo, ya que esa prenda se hubiera destinado para suicidios colectivos. 

Y sí, yo los hubiera iniciado.

2 comentarios:

  1. Jajaja toda la razón, pero al menos tu uniforme no era como el mio, "saco" concho de vino, la corbata y el calentador del mismo color que quedaba descolorido después de la primera lavada...
    Me encantó tu post, hace recordar los años del cole...

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  2. Como tengo una memoria fotografica buena, trate de recordarte con el uniforme del cole, pero no. Solo se vino a la mente la moda de las gafas que impuso todo sexto curso (incluido mi hermano) que los hacia lucir tan "cool" y grandes jajaja.. Solo te falto mencionar que despues de un par de meses, nuestro "jersey liviano" lo podias encontrar en cualquier construccion en el Inca, pues de alguna manera llegaba a sus trabajadores.

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