miércoles, 1 de agosto de 2012

La destrucción del español

Últimamente (por esto de vivir momentáneamente en Australia) he venido pensando en la importancia que tiene el lenguaje en la vida de las personas. Deben haber al menos una veintena de formas para utilizar la palabra “fuck” debido a la pobreza de este lenguaje para insultar. Por otro lado nosotros, los hijos bastardos de la madre patria, tenemos al menos tres tipos de insultos para cada ocasión. ¡Que bello es el español para maldecir! ¡Que hermoso que es el castellano para amar! ¡Que grande que es para mentir! Pidiendo de antemano disculpas por la redundancia de las dos últimas oraciones, los invito a seguir este paseo que quien sabe donde nos llevará.

El español es una de las lenguas oficiales en 22 países donde más de 441 millones de personas, incluyendo a este servidor, lo hablamos. Y parece que los 441 millones de personas de habla hispana no son suficientes, así que el aprendizaje de un nuevo idioma es ofrecido por el zoológico de escuelas y colegios del que disponemos. Me parece que el problema reside en que muchos sin siquiera saber hablar, escribir y pronunciar correctamente el castellano, ya estábamos aprendiendo otro idioma. La enseñanza de una lengua extranjera es para el pueblo, lo que el cebado para un ganso. A la final, el animal termina con un órgano del cuerpo hipertrofiado. Y el ganso también. ¿El español no es tan bueno, que desde pequeños ya tenemos que aprender otro idioma? Si no lo es, ¿Para qué putas aprendemos español? En un par de décadas, según estudios, el mandarín se convertirá en la lengua más hablada en el mundo por razones financieras y de negocios, así que el inglés quedará nuevamente obsoleto y en lugar de importar una gringa guapa que nos enseñe la canción de “pollito chicken, gallina hen”, vendrá algún primo de Jackie Chan a realizar el mismo trabajo.

Pero mientras eso no suceda, los que llevamos la lengua natal de la (puta) madre patria nos encontramos en el día a día, con seres extraños. Los hijos híbridos de los Gypsy Kings y las Spice Girls. Me refiero por supuesto a los practicantes del “spanglish”. Suelen reunirse en lugares donde pueden demostrar su mestiza cultura con otros entes similares. Uno de ellos es la famosa red social “Facebook” donde si Miguel de Cervantes tuviera una cuenta, la cierra a los 2 minutos y luego se pega un tiro en la cabeza dejándonos sin Don Quijote ni mierda. Dejamos de reir de forma normal para remplazar la vieja y eficiente carcajada por el “LOL” que ni siquiera es una abreviación en español, sino la contracción anglosajona de “Laugh Out Loud” o “Lots Of Laughs”. ¿Qué sucedió con el confiable “cague de risa”? Yo me rio en español, hablo en español, y he de morir en español maldiciendo con un muy castellano “la puta que los parió” a todos aquellos que volvieron a mi bello idioma en un  proto-lenguaje de neandertales con más variedad de faltas ortográficas que de colores en el pantone.

El castellano dejó de ser una de las lenguas más hermosas debido a un virus que se está esparciendo por los países de habla hispana. La peor de las enfermedades de transmisión textual. La estupidez. La gente ha dejado de escribir para “bloguear” como la bestia que escribió este texto. Ya no comentamos, sino “tuiteamos”. Hemos pasado de hablar para “textear”. La tecnología, ese instrumento que debería habernos liberado, simplemente nos ha dado más herramientas para multiplicar las formas en que nos comunicamos de forma incorrecta. Y fea. Tan fea, que tan solo el dar un vistazo a poco de lo que muchos escriben, resulta en un instantáneo calambre al ojo. Eso también lo produce ver una foto de la Mery Zamora o de Vito Muñoz, pero eso es otro tema.

Entiendo que para ahorrar tiempo, utilicemos la contracción de algunas palabras en un mensaje de texto, o lo mismo para colocarnos dentro los 140 caracteres que twitter requiere. Y entiendo que eso es el equivalente a que le demos una patada en la boca a todos nuestros profesores de lenguaje y escribamos “xq” en lugar de “porque”. Pero es totalmente injustificable y atroz el leer a una juventud (esa que se supone que es el futuro del país) escribir barbaridades del tipo “Amorzito, te xtrño muxo baby”. Hacer eso, es como comprar un pasaje ida y vuelta a Madrid, tocar la puerta de la RAE, convocar a todos sus miembros y escupirles en la cara. Y lo leemos todos los días, de conocidos, de amigos. Inclusive de familiares o en el peor de los casos, nosotros mismos. En el caso del autor de "Amorzito", vale decir que si ya cagaste el 99% de la oración, bien valdría que cambies ese “te” por un “the” y nos terminemos de ir a la mierda todos.

Reconozco que el hecho de cambiar las palabras o transformarlas en sus formas de diminutivo (Mamá-Mamita, Pedro-Pedrito, Hijo-Hijito) es algo muy propio del castellano, lo cual a pesar de no ser de mi más profundo agrado, está totalmente justificado por las reglas gramaticales. Pero eso de decirle “mijín” a un amigo, como lenguaje urbano derivado del español, me parece una atrocidad que Eugenio Espejo se las hará pagar cuando termine de revolcarse en su tumba y finalmente regrese en el holocausto zombie. Analizando el “mijín” nos damos cuenta que viene de la palabra “mijo” que a su vez viene de la contracción de las palabras “mi + hijo”. Por consecuente deducción, aquella persona que le diga “mijín” solo le está haciendo saber que su interlocutor podría ser su taita.

Vaya a saber yo, cuantas muertes causará este artículo. 

1 comentario:

  1. Jajajajaja, me has hecho reír, pero tienes toda la razón, deberíamos iniciar una campaña en defensa de la lengua española y de su uso apropiado. Apoyo desde ya y así evitaremos los horrorosos errores ortográficos.

    SUNE

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