jueves, 24 de marzo de 2011

Del lanzamiento de un mal libro y de los acontecimientos que le sucederán a este

Recientemente acudí al lanzamiento de un libro. Y es bastante absurdo que escriba acerca de la ceremonia de la presentación de un libro, o del lanzamiento del mismo sin siquiera haber publicado uno yo mismo (estamos en eso, tranquilidad pueblo). Pero no pude evitar notar un par de (o cinco o siete) cosas que de alguna manera me hicieron pensar (en el artículo anterior les dije que sí pensaba a veces) en que en el futuro lanzamiento de mi novela, si es que alguna editorial accede a publicar las barrabasadas que escribo, haría todo lo posible por irrespetar el protocolo. A continuación, lo que sería el lanzamiento del libro…

La convocatoria iría a los amigos, familiares, escritores famosos (Por obvio interés. Seamos sinceros.), prensa escrita, radial y televisiva (para subirme los humos) y si pudiera revivir a mi abuelo, también lo invitaría. Seguramente sería en un sitio techado, por eso del ánimo variable de la ciudad cual mujer Quiteña. No lo dije yo, lo dijo un taxista que me cobró de más (por el traslado).

A la entrada del lugar, habría en una mesa el texto de mi autoría, el cuál para comprarlo, sería necesario tomarse un shot de tequila previo a la adquisición del texto. Yo pongo el trago, no se preocupen. En la mesa, bueno, no en la mesa pero a cada lado un par de modelos despampanantes que entreguen el libro, sirvan el shot, cobren (el libro) y sonrían mucho. Necesariamente tendrán que ser producto nacional (las modelos), por eso de “Prefiera siempre lo nuestro” o “Es mucho mejor si es hecho en Ecuador”. No se si “fueron hechas en Ecuador” y no me interesa, pero en todo caso aquí es donde nacieron. No me desvíen del tema principal por favor.

Se citaría a todos los invitados a las 7 pm, para que lleguen a las 7:30 y poder dar inicio a las 8. O a las 9 si es que para ese entonces terminan las nuevas vías del trole. Lo siento, tenemos que hacer el evento lo más “ecuatorianamente” posible. ¿Por qué tan tarde? Fácil: Farra que se respete no empieza antes de las 8. Por eso tendrá que ser un jueves. Los viernes todos tienen planes, los sábados nadie quiere tener planes y los domingos son familiares. Y de lunes a miércoles nadie va a querer chupar. O por lo menos nadie querrá llegar chuchaqui al trabajo.

Cualquiera que lleve una biblia, crucifijo, rosario o paquete de marihuana no medicinal, se le decomisaría en la entrada, pero se devolverían los bienes a la salida. Excepto la hierba. Mejor que un par, son mejor 2 pares de modelos.

Las sillas se las dispondría en filas con suficiente espacio entre ellas para que saquen a los guaguas que lloran, para que los hombres puedan cruzar las piernas con libertad y que yo pueda transitar por los espacios para tomarme un trago con los que no tenían nada mejor que hacer que estar allí.

Como es de mala educación que uno hable de sí mismo, y lo mismo cabe para los libros de uno (que terminan siendo como hijos, pero estos no lloran ni hay que comprarles pañales) necesitaría gente que presente o hable acerca de mí o del texto. Con seguridad no seria nadie que aburra con un sermón filosófico o que cite a muertos o frases que solo gente con PHD o en estado etílico podrían entender (ahí es donde entra el tequila del inicio). Talvez la elección sería algún autor famoso para que no se duerman. Y también algún amigo que sepa contar buenos cachos y no sea muy feo. Vienen 2 nombres a mi cabeza, pero los conocerán cuando suceda este acontecimiento. Si es que sucede.

El lugar sería ambientado por algo que no sea ni radio Disney ni música clásica. Algo con buen gusto. Si puedo conseguir que vaya Juan Fernando Velasco, buenaso. Sino, nos conformaremos con el shuffle de mi ipod. Luego cuando ya estén todos con los cachetes rojos y las corbatas en la cabeza, vendría Gerardo Morán a dedicarnos “En Vida”.

Supongo que me verán con mis converse rotos versión 2009 y una camisa y corbata. Ya saben, por la formalidad del evento. La costumbre suele ser que el autor lea algún capítulo de la obra, por lo que me sentaría en la mesa que estará frente al público. Frente al respetable público, aclaro, y les leería sin micrófono ni megáfono el capítulo más grosero y menos extenso para que todos podamos pasar rápidamente a lo que vinimos: Comida y bebida gratis. (Esa es la definición de “se ofrecerá un coctel luego de la presentación”)

¿Saben qué? Mejor que sean 7 modelos.

1 comentario:

  1. muy buenas ideas, fijo me avisas cuando hagas esa presentación, me gustaría asistir y poder volver a visitar Quito =) un saludo desde Panamá, te sigo...

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