domingo, 20 de marzo de 2011

El clásico (cuento)

Estaba en la escuela como todos lo días de lunes a viernes. Se encontraba en el salón junto al baño. La cabeza le dolía porque los números lo confundían. Por eso cuando sonaba el timbre, los fantasmas de divisiones y restas, de cálculos y teoremas desaparecían. Momentáneamente. Pero eso no le importaba a Lucas. Ahora era momento de salir de las 4 paredes de ladrillo blanco, de despedirse del olor a tiza, de empacar los viejos libros heredados por sus hermanos mayores con las puntas dobladas, y los forros gastados y salir. Salir a ese lugar donde se respiraba el olor a gloria. Donde su pasión lo llamaba.

El cemento formaba un rectángulo horizontal. Aquel rectángulo con vestigios de suelas desgastadas, tela de pantalones rotos, y rodillas raspadas. Aquel suelo que había sido victima de cabezazos de los niños, que había sido pintado varias veces por el hombre del mameluco azul marino, y despintado otras tantas por la lluvia de abril. Aquel espacio que se alimentaba de las migas de los sánduches y galletas, de los jugos regados, y del ruido de todo el mundo. Aquel espacio donde quedaron los secretos de las niñas y sus muñecas de trapo y también quedaron las babosas que no alcanzaban a cruzar en la noche. Aquel lugar donde se disputaban simultáneamente 2 partidos de futbol, 1 de básquet, 1 juego de cogidas (no de esas cogidas, me refiero a as inocentes), y 100 tertulias en movimiento. Así como 100 insultos infantiles también.

Aquel campo era propiedad de la dueña de la escuelita, pero en esos 40 minutos de recreo era suyo. Lucas Chicaiza, era el dueño del campo de juego. Y lo utilizaba de la mejor manera en que un hombre pequeño puede utilizar una superficie horizontal (No, tampoco de esa forma).

Como siempre, como todos los días desde hace 5 años la batalla era la misma. La cita era en el campo de juego a las 12:30. El sol se encontraba justo arriba de él, aunque la espesa neblina no permitiera que tocara a nadie. 5to "B" vs. 5to A". El clásico desde que empezaron la primaria. Había pica entre ambos equipos. "nadie entra, nadie sale" se escucha, y todos acuerdan acatar la regla. Los de un lado juegan con camiseta, y los del otro con el saco del uniforme. Los estoperoles resultan ser los venus de lona. Los "kit" también están permitidos.

El pequeño, ya con gran experiencia en partidos así, mientras se agachaba para estar mas cerca del suelo, grita "ultimo en sentarse tapa". Una vez más, la responsabilidad de atajar recae sobre el más lento del grupo, el Jaime. Quejándose por su mala suerte, y argumentando que le rompieron los lentes ayer, intenta convencer a sus compañeros. Pero el es el convencido luego de que le gritan "si sigues así de maricón, te los rompemos otra vez". Agachando la cabeza, el Jaime se dirige, de mala gana, a proteger la portería.

Se pone el balón en el centro del campo (el cual es un tarro de tampico relleno de papel, y sellado con cinta de embalaje), y se da el pitazo inicial.

Comienzan los 30 minutos del deporte más hermoso del planeta, donde cualquiera de los equipos puede alzarse con la victoria. Sacan los del "A".
- ¿Por qué sacas vos? - pregunta el Maicol.
- Porque ustedes ya sacaron ayer, que crees que soy gil? - responde, desafiante, el pescado.
- Ya bueno, pero mueve, mueve que se acaba el recreo

El balón comienza en posesión del "A".
-La tiene el pescado, que se la pasa al sapo. Rápidamente hace un pase cruzado al Jimmy, quien con gran habilidad (el Jimmy puede comerse un sánduche, tomarse una cola, sacarse un moco, y jugar como valencia), evade a 2 adversarios, pero se enreda con los cordones, ¡y se va de oreja!

- ¡Falta, falta! - grita el Jimmy.
- ¿Falta? Si por shunsho es que te caes - le recrimina la profe Ceci.
El Jimmy se levanta y con lágrimas va a sentarse, porque su sánduche, aunque con tierra, vale más que la dicha del gol.
- ¡Sigue el juego! Roba el balón el equipo del "B". Salen con clara intención de anotar. El ataque es liderado por el legendario capitán del "B", el Ricky Godoy. Maneja el balón a través del campo, y realiza un pase hacia atrás, el cual es bien recibido por el Kaviedes. Este a su vez la devuelve al Ricky y ¡comienza a picar!

Ricky comprende la intención, y manda un disparo adelantado, para que pateé Kaviedes. Ambos ya se conocen, y no necesitan hablar para entender lo que el otro va a hacer.

- El balón se eleva, y sigue una trayectoria vertical. ¿Lo podrá alcanzar el Kaviedes? El pequeño muchacho corre como choro, pero el balón sale. Saque de meta para el "A".
- Chucha, ni en moto llego...- Le dice con claro disgusto el atacante del "B" a su compañero.
- Eso es por andar de dizque novio de la luisa, en vez de venir a entrenar. Ni siquiera le has de haber muchado y ya estas hecho el muy muy.- Responde el Ricky
- Para que le voy a muchar si le tengo a tu ñaña. ¡Ya no jodas y juega!- Finaliza el crack.

- Hay mucha tensión en el campo de juego entre compañeros. Pero eso no retrasa al "A" y se lanzan al ataque. La tiene el pescado, quien se la pasa al washo (diminutivo de Washington). El la lleva al borde del campo, buscando la raya final. ¡Mete un magnifico centro en medio del área contraria! Llega el perro (No se refiere al can, sino al apodo del Lucas) ¡y con soberbio cañonazo la manda al poste derecho! ¡Gol! ¡Gol! ¡Gooooooool del perro!

- ¡Te dije que le cubrieras! - dice el chulpi
- ¿Como le voy a cubrir? No ves que es rapidísimo! - Responde asustado el pancho.
- ¡No seas maricón! ¡Si solo es de poner duro el pie! ¡Así nomás mira! ¿Viste? ¡A que te metes a jugar con hombres, ahora juega como hombre también vos! - Finaliza el chulpi.

- 1 a 0 esta el marcador. Gran gol del perro, quien es el máximo artillero del 5to "B" con 173 goles en su haber desde que subió de las divisiones inferiores del 1er grado. Este chico, da para largo.

Lucas, o el perro como le dicen sus compañeros, vive a 15 cuadras de la escuelita fiscal "Edmundo Buenatorta". Todos los días va y regresa trotando. Vive solo con su abuela Matilde y su perro "dinosaurio". Su padre vive en España y su madre trabaja en Quito en el restaurante de su tía. Lucas quiere ser futbolista, para así poder jugar en el Real Madrid. No por la gloria que obtendría en el equipo merengue, sino que así podría ver a su padre.

- ¡Oye! ¡Perro! No te vueles, que hay que asegurar - Le grita el pescado, al ver que el perro se encontraba pululando en las nubes, soñando con estadio lleno en domingo.
- Simon, simón

- ¡Se reanuda el encuentro! Saca el equipo del 5to “A”. La tiene, el chulpi, que desborda por el ala izquierda del campo. Pero se ve en aprietos cuando el Lucas lo cubre. Regresa a ver y se encuentra con que le Kaviedes se encuentra abierto.
- ¡Meteté andentro! ¡Breve breve! – Le dice el chulpi, quien le duele la barriga, pues no desayunó.
- El centro es muy bueno. ¡Y el kaviedes no la puede alcanzar por un pelo! ¡Pero aparece el eterno capitán, el Ricky Godoy y la para de pecho!
- Ahora si te cagaste – Amenaza el delantero con la pierna derecha levantada, y con más ira que técnica, manda a guardar el balón al fondo de las redes en caso de que existieran tales redes.
- ¡Gol del “A”! Magnifica habilitación del chulpi, para que termine con soberbio cañonazo del Ricky Godoy. El partido se encuentra empatado, 1 a 1. ¿Quién se alzará con la vict…

El timbre, vuelve a sonar, y eso significa libertad para los que no soportan la escuela, revancha para los que empataron, y alivio para los conserjes.

- Mañana desempatamos, y ahí sí van a ver lo que es bueno – Sentencia el Ricky, envuelto en la gloria del gol.
- Yaf, de una. Pero no me soñarás mucho, jajaja – Ríe el Lucas, aun golpeado por el empate.
- Y dirasle a ese narrador de tu curso, que mañana juega o sino le caemos a golpes- Finaliza el Ricky.
- ¿Y quieres que juegue con chulla pata? Ya nos vemos, más claro.

Los muchachos vuelven a sus aulas. Más percudidos, sudorosos y por que no decirlo, apestosos. Y claro está, más felices. Pero cuando el honor está en juego, cosa que olvidaron muchos adultos, el sacrificio de la propia vida es poco. ¿Y qué son rodillas raspadas, pantalones parchados, zapatos sucios, comparados con la gloria eterna? Pero esto solo lo entienden Lucas y sus amigos. Y sus enemigos.

¿Y qué es la vida, sino un partido de recreo? Pero esto solo lo saben Lucas y sus amigos. Y sus enemigos.

1 comentario:

  1. Esa gloria se da para todos los chicos hinchas del deporte y sobre todo del fútbol...y el escritor lo sabe!!! Felicidades.

    Susana Naranjo Espinosa

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